miércoles, 9 de julio de 2008

El genoma del abuelo

por Martín Bonfil Olivera
Publicado en
Milenio Diario, 9 de julio de 2008

Hace poco se publicó una nota curiosa: se secuenció el genoma del anfioxo, un animalito marino, alargado, que vive pegado al fondo arenoso en aguas templadas o tropicales.

¿Cuál es el interés? Aunque se lo describió como el “eslabón perdido” de los vertebrados, se trata más bien del animal vivo que más se parece al ancestro común de todos los cordados (grupo que abarca a los vertebrados, incluidos los mamíferos, como el ser humano). Tiene un cordón nervioso que corre por su espalda, protegido no por vértebras sino por un cilindro rígido llamado notocordio. Si fueran coches, el anfioxo sería el modelo T de los vertebrados.

A pesar de lo que se cree, la evolución no es un proceso lineal (los invertebrados no se convierten en vertebrados, y éstos en mamíferos) sino ramificado: los individuos sufren mutaciones y tienen descendencia, que puede resultar o no favorecida por ellas. La acumulación de estos cambios en su genoma va produciendo nuevas especies, sin que las anteriores dejen necesariamente de existir. Igual ocurre con los automóviles: algunos –como el recién extinto Volkswagen sedán– permanecen esencialmente sin cambios. Otros, como un Porsche último modelo, han cambiado muchísimo (¡y el primer VW fue diseñado por Ferdinand Porsche!). Para entender cómo eran los primeros autos, es mejor revisar un vochito que un Porsche 2008: aquel se parece más a los primeros autos que existieron incluso antes del modelo T de Ford (por ejemplo, los de Lenoir o Daimler).

Así, analizar el genoma del anfioxo es lo más cercano a conocer el genoma de nuestro abuelo común. Aunque tiene tan sólo 520 millones de “letras” (el humano, tres mil 200 millones), resulta que mucha de la información esencial del genoma vertebrado está ya presente. En particular, se halló que en algún momento de la evolución el genoma de los vertebrados se duplicó, y luego volvió a duplicarse. Estas duplicaciones son importantes porque permiten que genes vitales, que normalmente no evolucionarían o lo harían muy lentamente, al estar presentes en varias copias puedan cambiar más libremente, lo cual da origen a importantes novedades evolutivas.

Este carácter “modular” de los genomas es uno de los descubrimientos recientes más importantes en evolución. Estudiar a este abuelito de los vertebrados ayuda a entender mejor cómo fue posible que surgieran especies más complejas, como nosotros mismos.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen post. Bien explicado y sencillo de leer. Para la gente que quiera ahondar en el asunto, PZ Myers, del blog Pharyngula, tiene dos posts donde se explaya con bastante profundidad pero de manera comprensible (¡Si el lector entiende inglés!). El primero, sobre sintenia, es importante para comprender el segundo, donde trata sobre el genoma del anfioxo.

http://scienceblogs.com/pharyngula/2008/06/basics_synteny.php

http://scienceblogs.com/pharyngula/2008/06/amphioxus_and_the_evolution_of.php

Martín: sobre tus preguntas, que surgieron después de mi último comentario, las cuales apenas vi hoy: soy varón, profesor universitario de biología celular, bioquímica y biología molecular, en la facultad de medicina de una universidad de provincia y también hago investigación en biología molecular.

La cita de James Randi es del libro "El Universo de Carl Sagan" por Yervant Terzian y Elizabeth Bilson (link).