miércoles, 15 de abril de 2015

El dinero para la ciencia

Por Martín Bonfil Olivera
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario,  15 de abril de 2015

El pasado lunes 13 de abril el presidente Peña Nieto entregó, en Palacio Nacional, los Premios de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias correspondientes a 2012, 2013 y 2014.

Durante la
entrega, Peña Nieto destacó que los recursos públicos destinados por el gobierno federal de 2012 a 2015 a ciencia y tecnología “se han incrementado en 36 por ciento en términos reales, y en 47 por ciento en términos nominales, pasando de 0.43 por ciento con respecto al producto interno bruto (PIB) a 0.54 por ciento”. Si no me equivoco, sería la primera vez que el presupuesto en ciencia y tecnología rebasa el 0.5 por ciento del PIB.

Además, sorprendentemente, en vista de la difícil situación económica actual, reiteró uno de los compromisos que hizo al comenzar su mandato: “que la inversión en ciencia, tecnología e innovación alcance el 1 por ciento del PIB” al final del sexenio.

Peña Nieto incluso dijo, inspirado, que “la ciencia, la tecnología y la innovación son las luces que alumbran el destino de México”. Por su parte, el secretario de hacienda, Luis Videgaray, comentó que “los investigadores galardonados son la evidencia concreta e irrefutable de que en México se hace ciencia de calidad, ciencia pertinente, ciencia rigurosa”; informó que cada año egresan 65 mil jóvenes de carreras tecnológicas, y mencionó que, según el Banco Mundial, “16.3 por ciento de las exportaciones nacionales son consideradas de alto contenido tecnológico”. Finalmente, Videgaray opinó que “hoy, el sector de ciencia y tecnología, las instituciones públicas y privadas, los centros de investigación están demostrando en los hechos que vale la pena invertir en ciencia y tecnología”.

Son datos alentadores, como lo es que, al menos en el discurso, los gobernantes reconozcan la importancia de la inversión –que no gasto– en estos rubros.

Sin embargo, esta información contradice, en cierto sentido, lo afirmado en una noticia del pasado 2 de abril, donde se informaba que “el gobierno federal anticipó a la Cámara de Diputados un recorte al presupuesto del próximo año para 48 programas prioritarios”, entre ellos algunos de “ciencia, educación y desarrollo social”. Estos recortes forman parte de los 135 mil millones de pesos que la Secretaría de Hacienda disminuirá al presupuesto de egresos para 2016.

El anuncio de estos futuros recortes suena más escandaloso cuando se lee que, en cambio, “los programas prioritarios de las Secretarías de Defensa Nacional y de Marina, así como de la Procuraduría General de la República no sufrirán ninguna merma”. La situación parece un poco más razonable cuando se entera uno de que, como informa Luis González de Alba en su columna en Milenio Diario del pasado viernes 10 de abril, el presupuesto de este año para la Secretaría de Educación Pública (SEP) es de 305 mil millones de pesos (de un presupuesto total de 4 billones 695 mil millones), mientras que el de la Defensa Nacional es de 71 mil, y el de la PGR de sólo 17 mil. Casi cuatro veces más para educación que para defensa.

Echándole un ojo al Presupuesto de Egresos 2015, veo que también informa que el “Programa de Ciencia, Tecnología e Innovación” contará con 88 mil millones de pesos, mientras que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) tendrá casi 34 mil millones (que no alcanzo a discernir si son adicionales a los del programa antes mencionado).

En resumen: pareciera que el gobierno está valorando la ciencia y la tecnología. Pero habrá que ver si ello se cumple en los años venideros. Lo que no se ve todavía es que se aprecie a la ciencia más allá de sus aplicaciones industriales; una visión todavía tercermundista. Pero algo es algo. Tratemos de ser optimistas.

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Contacto: mbonfil@unam.mx

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Es triste leer esta columna y más desolador darse cuenta el tipo de "grandes" investigadores que premian. En el caso específico de uno, me consta que sus datos los construye a bases de mentiras y modificar sus datos de manera descarada. Puta madre, que desolador es el futuro para la ciencia en nuestro país.