Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 16 de octubre de 2013
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El evento fue patrocinado por la UNAM. El rector Narro lo inauguró. |
Es la primera vez que el evento se organiza fuera de España. Los ponentes se repartieron en seis temas: Educar es libertad, La libertad en peligro, La revolución tecnológica, Ideas para cambiar el mundo, Viviremos 1000 años y La búsqueda de la felicidad.
Como fui invitado en mi calidad de bloguero de ciencia, me concentré más en los ponentes que tocaron temas tecnocientíficos. Entre ellos hubo varios de gran calidad, como el doctor Alfredo Quiñones Hinojosa, neurocirujano mexicano que llegó a Estados Unidos como indocumentado; el premio Nobel Mario Molina, el físico mexicano Miguel Alcubierre, que desarrolló la teoría del viaje por encima de la velocidad de la luz, o el periodista científico español Pere Estupinyà, autor de varios excelentes libros, entre otros.
Llamó especialmente mi atención la exposición del científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo, creador de la primera vacuna contra la malaria (y luego la donó a la OMS) y que ahora desarrolla una segunda versión que espera tenga mayor efectividad. El detalle con el que la produjo es asombroso. Se trata de una vacuna “sintética”, pues no se obtuvo por los métodos tradicionales, usando al plasmodio que causa la malaria, sino estudiando la estructura química detallada de las proteínas de este parásito, que causa hasta 2.7 millones de muertes al año en todo el mundo, y luego reconstruyéndolas químicamente para identificar a las que sirvieran para producir una respuesta inmunitaria protectora. Si la nueva vacuna funciona, un nuevo premio Nobel podría estar en camino para Colombia.
Entre otros invitados prestigiados estuvieron el filósofo Fernando Savater (a quien admiro profundamente) y el respetadísimo juez Baltazar Garzón, ambos españoles; la bloguera cubana y activista por la libertad de los medios Yoani Sánchez, que siempre levanta polémica, y el violinista estadounidense Robert Gupta, con su programa de ayuda a poblaciones desprotegidas a partir de la música.
No puedo evitar decir que, como científico, me sorprendió un poco ver que algunos invitados iban más bien a promover productos (redes sociales, sistemas de autosuperación), y que otros de plano promovían ideas esotéricas o seudocientíficas, que chocan directamente con la visión confiable y verificable que la ciencia nos da del mundo.
Desearía que eventos del nivel –y el precio– de éste (o como La ciudad de las ideas, o las famosas Conferencias TED en internet), así como otros espacios radiofónicos (Martha Debayle, Fernanda Familiar, para mencionar a dos de las más populares) o televisivos en que lo mismo se presentan investigadores serios que charlatanes seudocientíficos o místicos trasnochados, tuvieran un mayor control de la calidad de las ideas que difunden. Pero quizá sea sólo mi sesgo profesional: después de todo, no se trataba de un evento de ciencia, sino de ideas diversas.
Y aunque yo hubiera preferido no mezclar comida chatarra con el selecto menú de ideas gourmet que ofrecieron los invitados que mencioné, lo que no se puede negar es que Universal Thinking Forum prometía ideas estimulantes, y sin duda así lo cumplió.
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