por Martín Bonfil Olivera
Publicado en Milenio Diario, 2 de julio de 2008
Tardé en ir a ver la nueva película de M. Night Shyamalan, El fin de los tiempos (The happening), en parte por falta de tiempo, pero también por miedo de encontrarme con una cinta que, si bien de inicio resulta muy intrigante, terminara siendo truculenta, y para colmo, anticientífica.
Este cineasta indo-estadunidense es admirado por sus filmes misteriosos y perturbadores, con drásticas vueltas de tuerca al final que sacan de balance al espectador (aunque la fórmula ya se le ha vuelto un tanto repetitiva). Pero también ha mostrado, en más de una película, dos tendencias que en lo personal me incomodan. Una es, por sí sola, relativamente inocua: la constante promoción de la creencia en lo sobrenatural, lo predestinado, lo mágico. Pero cuando se conjunta con la segunda, la descalificación de la visión científica del mundo, el resultado es una mezcla que promueve la desconfianza hacia la ciencia, e incluso su descrédito.
En El fin de los tiempos, la gente de la costa este de los Estados Unidos repentinamente comienza a suicidarse. Conforme avanza la película va quedando claro que la causa es (no siga leyendo si planea verla) una neurotoxina que secretan las plantas (el nombre inicial de la cinta era El efecto verde).
No sólo es el hecho de que la ciencia detrás de la trama sea mala. Es cierto que las plantas se comunican químicamente, a veces secretando sustancias que alteran el comportamiento de otros seres vivos. Pero la idea de plantas que causan suicidios es simplemente tonta. La supuesta razón de que las plantas “decidan” acabar con la humanidad tampoco es clara, aunque se menciona la instalación de plantas nucleares en la costa este. Así, la venganza de las plantas sería una reacción de la Madre Tierra, o la Madre Naturaleza, o algo así, contra la dañina humanidad.
No. Mi molestia va más allá. Nuevamente Shyamalan, como hizo en Señales (donde la moraleja era que sólo la fe en dios nos podía salvar de la invasión extraterrestre), vuelve a criticar a la ciencia y el abordaje racional de los problemas (el protagonista que ridículamente trata de aplicar un “método científico” de caricatura ante el peligro inminente), y al hacerlo manda el mensaje implícito de que la ciencia no sirve para resolver problemas, y que sólo la fe o el abandono de la racionalidad pueden salvarnos.
Un mensaje anticientífico. Mi miedo se confirmó. Lástima.
4 comentarios:
Pues gracias por el "heads up". Me chocan las películas que apelan a lo sobrenatural o que remiten a dios (la versión de Soy leyenda con Will Smith-científico iba más o menos bien hasta que sucede esto mismo). Ahora tengo doble razón para no ver The Happening...grrrrr.
¡Uy! Y no leíste la novela original de "Soy leyenda"? Nada que ver con la mugrienta película, nada de nada... ¡la novela es buena!
Por cierto, ¿qué es "heads up"?
un beso.
"Heads up" significa advertencia.
Yo es que alucino, ahora resulta que uno no va a poder hacer películas en las cuales haya fenomenos sobrenaturales y en las que la fé salve a los protagonistas. Ya puestos, mejor no os leais el señor de los anillos, porque hay muchos fenómenos fantasiosos y la concepción del mundo no es muy científica. En fin...menos mal que la mayoría de los científicos no son tan radicales, porque sino...adiós al cine fantástico.
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