Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 27 de abril de 2011
Hay algunos tan característicos, como el microscopio o el tubo de ensayo, que hasta de los científicos de caricatura los usan. En el otro extremo está la big science, con artefactos como el gran colisionador de hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), el mayor instrumento científico en la historia de la humanidad, con un costo de unos 9 mil millones de dólares y un diámetro de 26 kilómetros. Pero todos son instrumentos que le permiten a los científicos explorar la naturaleza y buscar en ella regularidades que nos permitan entenderla, predecirla y manipularla.
Gueim y Novoselov |
Ganaron su premio por descubrir un material completamente nuevo, formado únicamente por átomos de carbono: el grafeno. Es el material más delgado del mundo (un átomo de grueso), el más resistente (cien veces más que el acero), el mejor conductor del calor, es prácticamente transparente, pero “tan denso que ni el hidrógeno lo puede atravesar”, y tan buen conductor eléctrico como el cobre (en su interior los electrones se comportan como si no tuvieran masa, y se mueven a mil kilómetros por segundo). Y lo lograron usando sólo diúrex.
Bueno, quizá no únicamente, pero el diúrex fue la herramienta clave que les permitió producir capas “bidimensionales” de átomos de carbono unidos formando hexágonos. Lo consiguieron a partir de una forma común del carbono, el grafito, formado por múltiples capas planas de carbono unidas débilmente entre sí, como un hojaldre molecular. Es precisamente esa estructura la que hace que el grafito de un lápiz sea tan suave que puede “embarrarse” sobre un papel cuando escribimos con él.
Lo que hicieron Gueim y Novoselov fue usar diurex (cinta adhesiva transparente) para “pelar” una sola capa del hojaldre y obtener así el nuevo material, que promete tener aplicaciones sorprendentes en tecnología y computación, como pantallas y celulares flexibles y transparentes. (Claro, luego tuvieron que ingeniárselas para disolver el diúrex en acetona, sedimentar las “hojuelas” de grafeno sobre un chip de silicio y poderlas observar y estudiar usando microscopios y otros instrumentos sofisticados.)
Ya veremos si las promesas del grafeno se cumplen. El hecho es que la creatividad y pensamiento juguetón de los científicos (Gueim había ya ganado un premio Ig Nobel, que se otorgan a las investigaciones más ridículas, por hacer levitar una rana viva usando imanes superconductores) siempre pueden provocar nuevos descubrimientos, usando los instrumentos más inesperados.
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