miércoles, 27 de febrero de 2008

Tabaco y confusión

por Martín Bonfil Olivera
Publicado en Milenio Diario, 27 de febrero de 2008

Siguiendo al maestro José de la Colina (20 de febrero), espero que nuestro director Carlos Marín no me corra por decir esto, pero me parece que quienes se oponen a la “Ley antitabaco” olvidan algo fundamental.

Arguyen que prohibir que se fume en espacios públicos es vulnerar un derecho de los fumadores: el de meterse la sustancia que se les venga en gana a los pulmones, con las consecuencias que esto tenga.

Puede que tengan razón. El café y el alcohol, por ejemplo, son drogas que pueden causar daño y no están reguladas. Pero otras, como la mariguana —que también se fuma— o la cocaína, están prohibidas. Y nadie se rasga las vestiduras por ello (bueno, casi nadie...).

Pero el punto no es ése: es que está comprobado, por medio de estudios clínicos rigurosos, que fumar aumenta de forma importante la probabilidad de padecer enfisema y cáncer de pulmón (junto con otros males, menos publicitados), enfermedades que causan anualmente miles de muertes. Ninguna de las otras drogas mencionadas perjudica de manera tan clara y directa la salud.

Además, el humo del tabaco se difunde alrededor del fumador, afectando a quienes lo rodean. Por ello, el “derecho a fumar” se contrapone directamente al derecho a no fumar de los demás. Esto tampoco ocurre con las otras drogas mencionadas, excepto la mariguana (podrá decirse que un borracho perjudica a los demás al conducir ebrio y causar un accidente, pero se trata de un efecto indirecto).

Así que fumar es dañino, y no sólo perjudica al fumador, sino a quien esté cerca. Éstos son hechos.

Lo que se les olvida a quienes adoptan la línea de “discriminación al fumador” para defender su vicio (o su gusto) es que las medidas contra el tabaquismo no están dirigidas a discriminar a una minoría de adictos: están encaminadas a disminuir su número. Lo que se busca es que haya cada día menos fumadores o que los que haya fumen cada vez menos. De modo que no: no se trata de discriminarlos, sino de ayudarlos a cambiar. Las razones son claras.

Una sociedad tiene derecho a combatir todo lo que la daña, sean hábitos, adicciones o enfermedades. Uno puede quejarse porque lo obliguen a vacunarse, a usar cinturón de seguridad, a no conducir tomado o a no fumar. Pero tratar de justificar tal oposición con argumentos es forzar las cosas. ¡Sólo espero que los fumadores no clamen, ahora, que se está planeando un genocidio contra ellos!
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miércoles, 20 de febrero de 2008

Homofobia

por Martín Bonfil Olivera
Publicado en Milenio Diario, 20 de febrero de 2008

Primero, MILENIO Diario nos informó que Albus Dumbledore, director de Hogwarts, la escuela de Harry Potter, es gay (según reveló su creadora). Luego, que una campaña contra la homofobia que muestra a un bebé con un brazalete que lo etiqueta como “gay” causó polémica en Italia. Después de que el 13 de febrero hubo una protesta frente a la Rectoría de la UNAM contra la agresión de vigilantes universitarios a dos estudiantes gays el 23 de noviembre pasado.

Por eso me extrañó, el sábado 16, la nota de Daniel Venegas donde se le dio amplio espacio a un supuesto “especialista” que afirma que “es posible cambiar a un homosexual”. Richard Cohen, director de la International Healing Foundation afirmó que “nadie na-
ce con atracción por el mismo sexo”; que “si alguien (la) tiene, significa que está lastimado en su corazón”, y que hay “razones psicológicas” que explican esta orientación sexual. “He ayudado a cientos de hombres y mujeres para cambiar de homosexual a heterosexual”, sostiene.

Para Cohen y su fundación, las relaciones gays no son saludables; requieren “sanación”. Aunque se declara “pro-elección”, al argumentar que los gays “merecen” la oportunidad de cambiar su orientación sexual, Cohen expresa una opinión homofóbica; discriminatoria. Cambie usted “homosexuales” por “negros” o “indígenas” y vea cómo suena; encontrará que se está suponiendo que la condición gay es mala, inferior, indeseable o antinatural. Todo lo cual es falso, como hoy sabemos.

Afortunadamente, al día siguiente, Francisco Iglesias publicó otra nota en la que Luis Perelman, él sí especialista reconocido en sexualidad y presidente de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología, refuta las ideas homofóbicas de Cohen (“charlatanería”, las llama con sobrada razón).

Pero no sólo son homofóbicas: son seudocientíficas y, por tanto, peligrosas. El discurso que busca “curar” la homosexualidad promueve el rechazo y el odio, y como afirma Perelman, sólo logra “mantener el clóset, la clandestinidad, la doble vida y la doble moral”.

A pesar de sus esfuerzos por parecer científicas, las “terapias de conversión” son sólo engaños que producen frustración y dolor. En el mejor de los casos, sólo pueden convertir a un homosexual en homosexual reprimido. Conviene leer La orientación sexual, de Luis González de Alba (Paidós, 2003) para estar un poco mejor informados.

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miércoles, 13 de febrero de 2008

¡Feliz Día de Darwin!



por Martín Bonfil Olivera
Publicado en Milenio Diario, 13 de febrero de 2008

Un 12 de febrero, hace 199 años, Susannah Wedgwood y su esposo, el doctor Robert Darwin, vecinos de Shrewsbury, Inglaterra, recibieron a su quinto hijo, Charles.

Ayer, en muchas partes del mundo, tal evento se conmemoró como el Día de Darwin. Y se espera que en el 2009 los festejos sean a nivel mundial, pues este ilustre biólogo cumplirá 200 años de nacido. Ese mismo año su obra esencial, Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, o la supervivencia de las razas favorecidas en la lucha por la vida, cumplirá 150 años de haberse publicado.

En algunos lugares se organizan cada año eventos de lo más diverso para conmemorar el día: conferencias, ferias de ciencia, obras de teatro, exposiciones, protestas… (contra la introducción de ideas creacionistas en las clases de biología, como ha ocurrido en algunas partes de Estados Unidos).

En otros sitios, como México, el día pasa casi inadvertido. Tal vez por suerte, porque el hecho de que no necesitemos promover especialmente las ideas de Darwin muestra que en nuestro país no hay necesidad de luchar contra la competencia desleal del creacionismo (que se presenta falsamente como teoría científica, cuando es en realidad una creencia religiosa).

En cualquier caso, y sin soñar que se convierta en un día festivo oficial (como sí ocurre en Des Moines, Iowa, y quizá próximamente en Inglaterra y Australia), sería bonito que el día de Darwin se celebrara en México.

¿Por qué? Porque la teoría darwiniana es la columna vertebral que da sentido a toda la biología. Porque el concepto central de esa teoría, la selección natural, ha sido calificado como la idea más poderosa jamás concebida. Y porque sus aplicaciones fuera de la biología están revolucionando la ciencia, la industria y la vida diaria.

Darwin descubrió cómo, a partir la variabilidad y la herencia imperfecta de los sistemas biológicos, pueden surgir, sin necesidad de un diseñador, sino sólo como efecto de la “selección” que el ambiente ejerce sobre los organismos, todas la maravillosas adaptaciones del mundo viviente. Hoy la selección darwiniana se usa en computación, la industria farmacéutica, en economía y un sinfín de campos para extraer diseño del azar.

Pero quizá la mejor razón para celebrar a Darwin es que nos mostró que no hay necesidad de magia para que exista la belleza en el mundo. Por eso, ¡feliz Día de Darwin!

miércoles, 6 de febrero de 2008

Manejar herramientas

por Martín Bonfil Olivera
Publicado en Milenio Diario, 6 de febrero de 2008

Un simio toma una varita, le quita las hojas y la usa para escarbar un hormiguero, buscando comida. Está imitando a un congénere. Al principio lo hace torpemente, pero al poco rato maneja su primitiva herramienta con habilidad.

Un hombre maneja por primera vez un ratón de computadora. No sabe ni agarrarlo: ¡imposible que la flechita de la pantalla se mueva hacia donde desea! Pocos días después hace clic, arrastra y mueve objetos virtuales con gran precisión.

Un violinista ejecuta una partita para violín de Bach. Sus dedos vuelan pulsando las cuerdas; el arco se mueve vigoroso y exacto. Su maestría asombra y conmueve al público; él toca con los ojos cerrados.

¿Cómo llega nuestro cerebro
y el de otros primates— a manejar con tal precisión herramientas, objetos extraños a nuestro cuerpo? Una investigación publicada en la revista de la National Academy of Sciences revela que, en parte, lo hace “incorporándolas” al modelo virtual del cuerpo que construye.

Se estudiaron los patrones de activación de las neuronas de la corteza cerebral frontal de dos macacos cuando tomaban trozos de comida con sus manos. Cuando se entrenó a los monos a tomar la comida usando pinzas normales, que se cierran al apretar la mano, se halló que se activaban las mismas neuronas, en el mismo orden.

Para confirmar que lo observado era la representación cerebral del acto complejo de tomar comida, y no simplemente de apretar los dedos, se entrenó a los monos a usar pinzas “inversas”, que se abren al apretarlas (como pinzas para tubos de ensayo).

Los patrones de activación de las neuronas no variaron. Según Giacomo Rizzolatti, de la Universidad de Parma, cabeza del estudio (famoso por descubrir las “neuronas espejo”, activadas tanto al realizar una acción como al observar que alguien más la realiza, y que tienen que ver con el aprendizaje), los resultados indican que el cerebro aprende a considerar las pinzas como parte del cuerpo del mono.

En un futuro cercano, un cirujano opera un cerebro. No lo hace frente al paciente, que está en otra cuidad, sino ante una máquina llena de controles finos. Lentes especiales lo conectan, mediante internet, con la sala de operaciones. La tecnología de telepresencia que le permite controlar el robot que salva una vida ha sido mejorada para facilitar la integración de cerebro, cuerpo y máquina.