Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 28 de enero de 2015
Felicity Jones (que actúa
el papel de Jane Hawking
en la cinta), Jane Hawking,
Eddie Redmayne
y Stephen Hawking en el estreno de La teoría de todo |
Destaca, por supuesto, en el papel del protagonista Stephen Hawking, la actuación de Eddie Redmayne (a quien ya habíamos visto como Colin Clark, el jovencito seducido por la gran estrella en la encantadora Mi semana con Marilyn). Sorprende ver sus fotos de la vida real: la transformación tanto física como de lenguaje corporal que logró para la cinta muy probablemente lo harán merecedor de un Óscar (aparte de los varios premios que ya ha recibido).
Hawking es, sin duda el científico vivo más famoso del mundo. Ha aparecido incluso en programas televisivos de ficción y cómicos como Los Simpson, Viaje a las estrellas: la nueva generación y La teoría del big bang). Es, también sin duda, una de las grandes mentes en la historia de la ciencia.
La película se basa en el libro Hacia el infinito (Travelling to infinity: my life with Stephen) de su primera esposa Jane Hawking, con quien se casó en 1965. Se centra en la vida de Stephen, su paulatino y terrible deterioro físico debido a la esclerosis lateral amiotrófica, que se le diagnosticó en 1963 y que le ha ido robando el uso de sus músculos, su lucha por seguir haciendo ciencia y las dificultades que, junto con Jane, tuvo que afrontar hasta su divorcio en 1995 (ese mismo año se casó con una de sus enfermeras, Elaine Mason, de quien se divorció en 2006). No hace, por ello, mucho énfasis en explicar sus ideas científicas, aunque sí las menciona brevemente.
Hawking se hizo famoso mundialmente para el gran público cuando publicó su libro de divulgación Breve historia del tiempo (A brief history of time: from the big bang to black holes), en 1988. Se estima que hasta hoy ha vendido nueve millones de ejemplares. Su imagen es, al mismo tiempo intrigante, angustiosa, extraña y admirable: un hombre privado de movimiento que sigue luchando y trabajando, 52 años después de que le pronosticaran dos años de vida. Obligado desde 1985, luego de una traqueotomía posterior a una neumonía, a comunicarse mediante una computadora conectada a un sintetizador de voz (¡con acento estadounidense!), que controlaba con un dedo que aún podía mover (hoy lo hace moviendo un músculo de su mejilla; ya se está trabajando en dispositivos que le permitan comunicarse a través de sus ondas cerebrales, para evitar que, conforme avanza su deterioro, quede incomunicado dentro de su propio cuerpo). En cierto modo, Hawking es un cerebro viviente, carente de cuerpo; pero también, una especie muy particular de hombre-máquina; un cyborg. Quizá esta inquietante imagen ha contribuido a su fama y al interés que su persona despierta.
En la película se mencionan como sus más grandes contribuciones a la ciencia su descripción del big bang como una singularidad en el espaciotiempo einsteniano (un evento en que las leyes de la física dejan de ser aplicables) similar a los hoyos negros, y posteriormente su descubrimiento de que los hoyos negros que rotan pueden, contra lo que se suponía, emitir radiación (llamada radiación de Hawking), lo que podría causar que, si son pequeños, desaparezcan poco a poco, “evaporándose”.
Hawking ha hecho muchas otras contribuciones a la cosmología y la física del espaciotiempo, por supuesto. También se ha equivocado varias veces. Son famosas las apuestas que hace con sus colegas cuando se debaten sus ideas, como la famosa con Kip Thorne, que perdió, consistente en una suscripción a la revista Penthouse. En los casos en que ha resultado estar equivocado –como cuando predijo que el bosón de Higgs nunca sería detectado– lo ha reconocido inmediatamente y sin problema, como buen científico, y en su caso ha pagado las apuestas.
Hawking es hoy, como lo fue antes Albert Einstein, el ícono popular del científico típico. Es una lástima que siempre se trate de personajes “raros”; pero es muy afortunado que, en este caso, se trate de un individuo, además de genial, admirable por su tesón y su capacidad de superar la adversidad. ¡Mis respetos, Don Stephen!
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