miércoles, 30 de julio de 2008

Ciencia contra seudociencia

por Martín Bonfil Olivera
Publicado en
Milenio Diario, 30 de julio de 2008

Ante opiniones extremas que consideran a la ciencia como una creencia sin sustento –o peor, dañina–, es ilustrativo el caso de Radovan Karadzic, ex líder serbobosnio buscado por crímenes contra la humanidad (18 mil muertes) y capturado recientemente, después de 12 años, en Belgrado.

Se había ocultado bajo la identidad falsa de Dragan Dabic, médico alternativo de barba blanca que ofrecía curaciones a base de “energía humana cuántica”. Convencía incautos con palabrería sin sentido como la siguiente: “Numerosos procesos de energía de los que dependen las funciones de nuestro cuerpo son causados por la energía de un poder superior (energía cósmica, prana, maná, energía orgánica, energía cuántica, el Espíritu Santo). Fluyen en nosotros y a nuestro alrededor y son nuestro mayor bien y la fuente de nuestra salud y bienestar”. La seudociencia como escondite perfecto... o casi.

Irónicamente, fue la ciencia el arma para su detención, pues los agentes serbios que lo seguían utilizaron algunos de sus cabellos (obtenidos al hacerse pasar por pacientes) para realizar una prueba de ADN e identificarlo con certeza.

El conocimiento científico es confiable: funciona. Por ello, ante problemas que afectan a la sociedad, es vital basar las soluciones en la ciencia. El sida es un caso ejemplar: frente a peligrosas charlatanerías que niegan que sea causado por el VIH, expertos científicos y gobiernos prefieren confiar en la medicina científica.

La Conferencia Internacional sobre el sida, que comienza el domingo en esta capital, reunirá a expertos de todo el mundo y servirá seguramente para reforzar las políticas públicas de combate a la pandemia en nuestro país.

Y buena falta hace. Todavía encontramos posiciones tramposas como las que afirman que el condón no previene el sida (cifras recientes de la ONU muestran que, aunque pequeña, ha habido una disminución global), o declaraciones sesgadas como la del Secretario de Salud, José Ángel Córdova, respecto a que la píldora del día siguiente “en lugar de prevenir el sida, puede favorecerlo” (confundiendo el derecho a decidir un embarazo con la prevención de una infección).

Ante problemas reales, la ciencia ofrece conocimiento útil. El libro El VIH y la patogénesis del sida, de Jay Levy, es un ejemplo: se presenta hoy a las 18:30 en la librería Octavio Paz del Fondo de Cultura Económica. Entrada libre.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

???!!! (del comentario anterior, que tiene toda la finta de ser spam).

Lo interesante es como Karadzic, al parecer sin una experiencia previa y tan sólo puntos en su curriculum como ser un asesino en serie y un genocida tuvo una práctica exitosa de "medicina alternativa" como para vivir de ella por buenos años. Lo pone a uno a pensar sobre lo que realmente se requiere para ser un "médico alternativo"...

Me duele tener que hacerlo, pero tengo que admitir que estoy parcialmente de acuerdo con la declaración de Córdova. No se puede negar que lo que afirma tiene cierta lógica y coincide con mis observaciones de los hábitos de mis estudiantes de los primeros años de medicina entre los que, en contra de lo que debiera esperarse, no son tan raros los embarazos por descuido. Eso refleja una costumbre muy extendida entre los chamacos, la de desligarse de las consecuencias de dejarse llevar por el calor del momento en lugar de internalizar lo que han aprendido y decidir informada y racionalmente. Si aparte se les agrega la opción de no cuidarse porque al fin y al cabo pueden safarse del problema después sin tanta dificultad, puede presentarse una tendencia muy indeseable a no preocuparse por la protección durante el sexo. También quiero que quede bien claro que para nada me opongo a la existencia de la tan excelente opción para el control de la natalidad que representa la píldora del día después, pero sí que hay que tener claro que cosas buenas pueden tener algunas o muchas consecuencias malas imprevistas. Lo que sí le exigiría a Córdova es que sustente su afirmación en hechos comprobables. Me gustaría ver algunas estadísticas que demuestren (o refuten) lo que dice.

Martín Bonfil Olivera dijo...

Ya eliminé el spam...

De lo de la píldora, bueno, es cierto que los jóvenes (y los no jóvenes) tendemos a veces a no usar condón por el calor del momento... pero es es un problema. No creo que la existencia de la mal llamada píldora del día siguiente aumente las posiblidades de que ocurra. O qué, ¿tú te imaginas a una chava que está fajando con su chavo pensar, o a éste decirle a ella "ándale, anímate, al fin que por si las moscas mañana te tomas la píldora"? Quizá ocurra, pero no creo que ESO sea el problema, sino la falta de previsión en general.

Por otra parte, no es que "se les de la opción"... la opción existe y ha existido hace años. Lo importante es seguir ampliando las libertades, y combatir la tendencia conservadora a limitarlas. ¿O no?

saludos
martín