MILENIO DIARIO
Martín Bonfil Olivera
16 de agosto de 2006
El obispo Rodrigo Aguilar Martínez, de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar, declara ayer en MILENIO Diario respecto a los contenidos de sexualidad en los libros de texto de secundaria.
Los textos, dice el obispo, exponen a los jóvenes a "parafilias como el vouyerismo, el fetichismo y el exhibicionismo", además de incentivarlos al autoerotismo, la masturbación y la pornografía.
¿Cuál es el problema? Es sano que los jóvenes sepan que las parafilias existen, y que son eso, filias, gustos, no vicios ni enfermedades. Y claro, que pueden meterlos en problemas si no las viven adecuadamente. Es ridículo pensar que los jóvenes necesiten incentivos para gustar del autoerotismo y la masturbación (son lo mismo) o la pornografía, y pensar que son nocivas. ¿De veras estamos discutiendo esto en pleno siglo XXI?
Aguilar se queja de que "no se hace alusión a la familia como el ámbito apropiado para la procreación de los hijos". Falso: varios libros mencionan al medio familiar. Además, ni sexualidad ni procreación están necesariamente vinculadas al matrimonio. No fuera de la moral judeocristiana (que en la práctica ni siquiera quienes se declaran católicos siguen rigurosamente).
La información sexual desvinculada de los valores "puede inducir al vicio", dice Aguilar. ¿Vicios como cuáles? No especifica. La ultraconservadora y poco representativa Unión Nacional de Padres de Familia considera que los contenidos de los libros "atentan contra la dignidad humana" y planea demandar a la SEP si no los retira, pues "promueven la promiscuidad". En realidad, proporcionan a los jóvenes, muchos de ellos ya sexualmente activos, información para prevenir infecciones y embarazos no deseados (por no hablar de delitos sexuales).
En el fondo, se trata de la decimonónica lucha, ya zanjada desde los tiempos de la Reforma, sobre quién decide los contenidos de la educación pública. Según la jerarquía católica, el derecho es de los padres; la constitución se lo otorga al Estado, y establece que debe ser laica y orientada por "los resultados del progreso científico".
¿De veras, como dice Aguilar, "el placer sexual acompaña al acto conyugal, de lo contrario se deforma y se reduce a la persona a un objeto sexual"? Con sus votos de castidad, es el menos calificado para opinar sobre el asunto. ¡Qué bueno que no sea esa visión la que les estamos transmitiendo a nuestros jóvenes!
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
1 comentario:
Muy buena nota, aunque me perdi un poco al tratar de distinguir sus comentarios, tal vez si los resalta con otro color.
saludos.
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