Milenio Diario
13 de septiembre de 2006
La aparatosa muerte del conservacionista australiano Steve Irwin, “el cazacocodrilos”, ocasionada por el aguijonazo de una raya venenosa que traspasó su corazón durante una grabación en aguas poco profundas, ha causado diversas reacciones.
Muchas han sido de asombro y dolor por parte de sus numerosísimos fans. Irwin era bien conocido por sus programas de televisión, en los que frecuentemente se ponía en situaciones de riesgo, y por sus muchas acciones en pro de la conservación de la fauna, incluyendo su fundación para promover la protección de la vida silvestre.
Su muerte fue un accidente muy desafortunado. El reflejo de ataque de las rayas es bien conocido; se produce mecánicamente cuando el animal se siente acorralado (o bien cuando alguien lo pisa, pues las rayas suelen posarse en el fondo marino), pero rara vez ha causado muertes humanas.
Las rayas, parientes de los tiburones, cuentan en el extremo de su cola con una púa o aguijón que puede llegar a medir más de 30 centímetros, y que tiene glándulas que secretan toxinas venenosas. Cuando la raya se asusta, la cola se dispara hacia arriba, pinchando al animal que la amenace.
Irwin nadaba muy cerca de la raya mientras un camarógrafo —que grabó la escena— se encontraba delante de ella. Se piensa que el paro cardiaco que lo mató se debió a la combinación del pinchazo y el efecto de las toxinas del aguijón.
Sin embargo, hay quien también ha recordado las frecuentes críticas que Irwin recibía por su peculiar estilo de filmar programas sobre la vida silvestre. En varias ocasiones se le acusó de molestar o alterar a los animales que filmaba. También había sido criticado por las situaciones de riesgo excesivo en las que frecuentemente se colocaba.
Sin dejar de lamentarlo, quizá haya una triste moraleja que sacar del asunto.
Si las rayas cuentan con un aguijón venenoso no es por casualidad; como todas las adaptaciones biológicas, se trata de un producto de la evolución que es útil para la supervivencia (en este caso, como mecanismo de defensa).
No por nada en inglés se conocen como stingrays (rayas de aguijón).
Cuando uno entra en los terrenos de un animal potencialmente peligroso, se arriesga a ser atacado. Habría que tomar eso en cuenta antes de invadir sus territorios, así sea con el propósito de filmar documentales espectaculares.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
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