por Martín Bonfil Olivera
Publicado en Milenio Diario, 23 de enero de 2008
Algunas asociaciones de consumidores ya pusieron el grito en el cielo, pero la Food and Drug Administration (FDA) estadunidense -que tiene quizá los estándares más altos del mundo para valorar posibles riesgos al consumidor- ha dictaminado que no hay riesgo. Que la carne y los productos derivados de animales clonados (en particular de ganado vacuno, porcino y caprino… de las ovejas, ejem, nada se dijo) son perfectamente seguros para comer.
Un clon es un duplicado genéticamente idéntico de un organismo. Un bistec de vaca clonada no tendría por qué ser más ni menos dañino que uno de vaca tradicional.
No se trata de comercializar carne de animales clonados (que son muy caros), sino de hacer clones de los mejores ejemplares y utilizarlos como pies de cría para producir rebaños mejorados. Por eso, si se decidiera etiquetar los productos clonados -la FDA no obligó a ello- las etiquetas sólo advertirían si el animal tuvo algún clon entre sus ancestros.
El Vaticano, por su parte, también se desgañitó ante la recién anunciada obtención de células madre embrionarias humanas, utilizando el método de transferencia nuclear, mismo que permitió la creación de Dolly la oveja.
El punto de discusión es, claro, el hecho de que para obtenerlas se tenga que destruir un embrión humano (así sea clonado) a los pocos días de fecundado. No hay argumento biológicamente válido para considerar que una blástula sea -todavía- un ser humano, pero las objeciones religiosas pesan..
¿Por qué insistir en células madre embrionarias, si ya se han podido producir las ansiadas células totipotenciales -que prometen dar origen a órganos y tejidos para transplantes y para tratar las más diversas enfermedades- a partir de células de la piel, sin usar embriones?
Porque estas últimas se produjeron introduciéndoles cuatro genes a través de un virus, lo cual puede tener efectos difíciles de prever.
Y porque las células madre embrionarias son más versátiles y robustas para producir tejidos diversos.
Es cuestión de tiempo. Discutiendo con base en evidencia confiable puede llegarse a acuerdos sociales. Así como pronto podremos comer alimentos clonados sin preocuparnos, tal vez dentro de no mucho agradeceremos el trasplante que nos salve la vida, aun si proviene de células clonadas.
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