por Martín Bonfil Olivera
Publicado en Milenio Diario, 17 de diciembre de 2008
La ciencia ficción, además de entretener, suele comunicar un cierto tipo de mensajes relacionadas con la ciencia, la tecnología y sus efectos en la sociedad humana.
Eso hizo la película El día que la Tierra se detuvo, un clásico de 1951 dirigido por Robert Wise y basada en un cuento de Harry Bates. La historia —un extraterrestre acompañado de un robot superpoderoso viene a advertir a los terrícolas lo que puede pasar si no eligen la paz por encima de la guerra— era un típico mensaje de la era de la guerra fría.
La cinta no consiguió acabar con ella, pero dejó una marca en quienes la vieron.
La nueva versión que acaba de estrenarse, protagonizada por Keanu Reeves (cuya actuación acartonada por una vez le viene bien a su personaje, el extraterrestre Klaatu), conserva, actualizándola, la moraleja de salvación planetaria. Y, excepto por un final flojo —entiendo que no podía conservarse el discurso que Klaatu pronuncia al final de la versión original, pero faltó algo que lo sustituyera—, resulta una buena película de acción, emocionante e interesante.
¿Servirá de algo seguir haciendo fábulas cinematográficas de ciencia ficción? No lo sé, pero tampoco hacen daño. El impacto del cine como medio para modificar actitudes ha quedado claro con cintas como Filadelfia o Una verdad incómoda, que desde la ficción o el documental, respectivamente, catalizaron el cambio de la opinión pública respecto a asuntos tan importantes como la discriminación por sida o el calentamiento global. El día que la Tierra se detuvo no será tan influyente, pero al menos sirve para que quienes la vemos no olvidemos que tenemos un pendiente: dejar de dañar a nuestro planeta.
Y aunque de ciencia ficción estricta no tiene mucho —tiende más a la fantasía—, la versión 2008 incluye bienvenidas actualizaciones a la ingenuidad de la versión original: la esfera compleja en vez del platillo volador; las nanomáquinas destructoras, el traje-placenta biotecnológico del que “nace” Klaatu en su forma humana… y conserva la imagen del científico sensato que platica con el extraterrestre y lo comienza a convencer de que la humanidad todavía tiene salvación.
En resumen, una película disfrutable, que transmite un mensaje valioso y da una imagen positiva de la ciencia. Se agradece.
3 comentarios:
Por cierto, mi doble colega (como divulgador científico y como columnista de Milenio) Luis González de Alba me envió el siguiente comentario:
"La peli de la que hablas hoy se tituló en español El día en que paralizaron la tierra, blanco y negro, con el actor que hizo varias de Sherlock Holmes. La vi siendo niño y era favorita creo que de Ringo, así que los Beatles emplearon una imagen del robot y la nave (creo) para una portada.
Me parece que la primera versión fue "buena" pero el remake es realmente malo. Si es cierto que da la idea de estar del lado de la ciencia, e incluso me entusiasmo la parte en la que dice: ¡¡Te llevare con un verdadero lider!! refierendosé a un premio Nobel, pero todo para mi se viene abajo cuando el laureado doctor le dice a la dra: -Hablale con el corazón.... ¡¡Nooooooooo!!...¡¡Hoorror!! y esa manera en que intenta persuadir a don Keanu diciendo: ¡¡No!! !!Aguanta vara¡¡ !!Todavía podemos cambiar!! ¡¡No seas ogete!!.no nos consumas con tu visión cosmogónica, ni arrases con tu plaga biblica el mundo...y eso de la clara referencia del arca...Nooooooooo!!!....Para mi, lo que empezó como un buen bosquejo, termina siendo un garabato, mezclando ciencia y religión rayando en una estúpidez. YO CREO EN LA CIENCIA, NO EN LA FE.
....Meme.
Mmm, ahora tendré que verla, todos me han dicho que es malísima. Eres el primero en decir que es disfrutable.
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