Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 16 de enero de 2013
No es la nueva versión del popular juego Angry Birds. Tampoco se trata, estrictamente, de aves con tabaquismo; pero sí de pájaros (concretamente, gorriones y pinzones del DF) que tienen el extraño hábito de coleccionar colillas de cigarro (cigarrillos, para lectores de otras latitudes). Sólo que no para fumarlas, sino para incorporarlas en sus nidos.
Curioso, pensará usted. Pero para Monserrat Suárez Rodríguez, de 23 años, estudiante de biología de la UNAM, lo curioso puede ser el inicio de una buena investigación, como la que realizó para su tesis de licenciatura (con un título típicamente enmarañado: “Características del nido y conducta de anidación de dos aves urbanas [Passer domesticus y Carpodacus mexicanus] con énfasis en el uso de filtros de cigarro”).
Monserrat pensó que las aves podrían estar añadiendo las colillas a sus nidos no sólo por ser un material disponible en la ciudad (como ecóloga, se interesa en estudiar los cambios el ambiente urbano impone en la conducta y supervivencia de los animales), sino porque podrían darles alguna ventaja que aumentara su supervivencia o reproducción (los biólogos siempre buscan la posible ventaja evolutiva que pueda haber en la conducta o características de los seres vivos).
Una posible utilidad de las colillas es que, por su alto contenido de nicotina (que queda atrapada en el filtro al fumarlos), las aves podrían estarlas usando como repelente para los piojos que las parasitan a ellas y a sus crías (los parásitos son una de las principales presiones evolutivas que enfrentan los seres vivos). No sería la primera vez: se sabe de aves que incorporan a sus nidos plantas que producen sustancias que repelen a los insectos (un ejemplo del comportamiento que se conoce como “automedicación”, y que favorece la supervivencia de la especie). Y no hay que olvidar que la función natural de la nicotina del tabaco es, precisamente, proteger a la planta contra parásitos.
Pero no basta con tener una hipótesis plausible: hay que comprobarla. Junto con su tutor, Constantino Macías, del Instituto de Ecología de la UNAM, Monserrat la sometió a prueba, por dos vías: vio si el número de colillas en un nido tenía relación con el número de parásitos (ácaros, unos artrópodos similares a los piojos, aunque no son insectos, como éstos) que contenía; halló que sí: a más colillas, menos ácaros. Y usando unas “trampas de calor”, que normalmente atraen a los ácaros, observó si el poner colillas nuevas o usadas alteraba el número de ácaros que salían de los nidos para acercarse a las trampas de calor: nuevamente, hallaron que los filtros de las colillas usadas, pero no de las nuevas, aleja a los parásitos. (Por cierto, para obtener de manera estandarizada las colillas usadas para su experimento tuvieron que construir una “máquina fumadora”, y usaron un paquete de 400 cigarros de la marca Marlboro.)
Los resultados son tan interesantes –y el estudio está tan cuidadosamente hecho– que fueron publicados el pasado 5 de diciembre en la revista Biology Letters, de la Royal Society de Londres. Por lo pronto Monserrat –que quiere dedicarse a la investigación– ha mostrado que muy posiblemente las aves sean capaces de adaptarse al ambiente urbano, aprovechando los materiales disponibles para mejorar sus posibilidades de supervivencia.
Pero habrá que profundizar. Podría haber otras razones para que los pájaros estén usando las colillas (por ejemplo, que el material de los filtros sirva como aislante térmico, o como colchón). Y para que estrictamente se pueda hablar de “automedicación”, se tendría que confirmar, aparte del requisito de que las colillas alejan a los parásitos, que es por eso que las aves las incorporan a los nidos (y no, por ejemplo, por casualidad o sólo porque están disponibles) y que el efecto de las colillas sobre los parásitos beneficia efectivamente a las aves (por ejemplo aumentando su supervivencia). En su tesis de doctorado, Monserrat buscará confirmarlo. Ya nos enteraremos si los pájaros, además de enojones, son tan instintivamente “inteligentes”.
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9 comentarios:
Nada en biología tiene sentido si no es a la luz de la selección natural. ¡Excelente entrada!
Muy interesante. Aunque quedan algunas cosas por responder:
1. ¿El uso de los filtros aporta una ventaja en supervivencia a las aves que los usan?
2. ¿Es la presencia de los restos de humo de tabaco lo que atrae a las aves para utilizar los filtros en sus nidos? (ésta es la que me parece más fácil de contestar de los dos)
Excelente por la estudiante y que bueno que la investigacion sea de algo muy aterrizado e interesante.
Citando a Marie Curie:
We must not forget that when radium was discovered no one knew that it would prove useful in hospitals. The work was one of pure science. And this is a proof that scientific work must not be considered from the point of view of the direct usefulness of it. It must be done for itself, for the beauty of science, and then there is always the chance that a scientific discovery may become like the radium a benefit for humanity.
Me alegra que se difunda investigación realizada por mexicanos.
Pobre Madame Curie, murió por andar manipulando el radio sin protección... no todas las sorpresas en ciencia son agradables!
que excelente articulo, bien dicen que la naturaleza es única y llena de misterios, saludos.
El trabajo investigativo realmente se ve valioso pero hay esta el dilema de nuestra solidaridad con el ambiente cuando botamos las colillas donde sea sin reflexionar por un instante el daño ambiental que podamos estar provocando.
Un gran paso el que se realiza. Excelente articulo.
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