Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 20 de agosto de 2014
La profesión de científico ha tenido siempre una mala percepción pública.
El científico es percibido a través de dos estereotipos. Uno es ridículo: el viejito canoso, despeinado tipo Einstein, distraído, sabio y bonachón, que más que científico es un inventor, y que vemos repetido hasta el cansancio en caricaturas, anuncios y películas. El segundo es negativo: el científico loco tipo Dr. Frankenstein
(o Doofenshmirtz, o Jekyll, o Strangelove) que, guiado por su ambición, quiere apoderarse del mundo y desata fuerzas fuera de su control que acaban siempre causando una tragedia.
En la más reciente Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México (ENPECYT), llevada a cabo en 2011 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), ante la afirmación “Debido a sus conocimientos, los investigadores científicos tienen un poder que los hace peligrosos”, el 50.1% de las personas encuestadas dijeron estar “de acuerdo”. Definitivamente, la ciencia tiene un problema de imagen, en gran parte fomentada por la literatura, el cine y la TV.
Uno de los pocos géneros en que el científico tiende a ser presentado más positivamente es la ciencia ficción, tan menospreciada pero que tantas personas con vocación o simple gusto por la ciencia disfrutamos. La ciencia ficción “dura”, la que basa sus tramas en conocimiento científico sólido, podría servir, según Isaac Asimov –gran maestro él mismo del género– para despertar vocaciones, o quizá para detectar a los jóvenes con aptitudes para la ciencia y la tecnología. Pero incluso la ciencia ficción “blanda”, que se mezcla con fantasía sin bases científicas, como la de series de TV como Viaje a las estrellas (Star trek) o películas como La guerra de las galaxias (Star wars), puede ayudar a combatir los injustos estereotipos negativos.
El pasado domingo asistí a la Gira Mundial de Doctor Who (Doctor Who World Tour), un evento organizado por la BBC para presentar a Peter Capaldi, el nuevo actor que encarna al Doctor, protagonista de mi serie favorita de ciencia ficción (blanda) de toda la vida, y mostrar el primer capítulo de la nueva temporada. La BBC ya había logrado un éxito inusitado al presentar en cines de todo el mundo, a finales del año pasado, el capítulo especial del 50 aniversario del programa (Doctor Who es la serie televisiva de ciencia ficción más longeva del mundo, como ya comenté aquí en otra ocasión).
El Doctor no es precisamente un científico, sino un extraterrestre que viaja en el tiempo y puede regenerar su cuerpo para vivir prácticamente por siempre (y para que actor que lo encarna pueda cambiar periódicamente). Pero sí tiene una mente y una actitud científicas, y amplios conocimientos de ciencia. Para el televidente, es una especie de científico, pero mezclado con héroe. Es sabio, pero también valiente y bueno: tiene principios éticos y lucha por la justicia y por proteger a los indefensos.
En una mesa redonda el año pasado Steven Moffat, actual productor ejecutivo y escritor principal de la serie, describió qué hace distinto al Doctor: “Cuando hicieron a éste héroe en particular, no le dieron una pistola; le dieron un destornillador para arreglar cosas. No le dieron un tanque o una nave de guerra… le dieron una cabina telefónica desde la que se puede pedir ayuda. Y no le dieron un superpoder ni orejas puntiagudas ni un rayo calorífico: le dieron un corazón extra. Le dieron dos corazones. Es extraordinario: nunca habrá una época en que no necesitemos un héroe como el Doctor.”
Es cierto. Y quizá si hubiera más héroes de ficción como él, la imagen de la ciencia, en México y el mundo, mejoraría. O quizá es sólo que soy un fanático irredento de Doctor Who.
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1 comentario:
Jajaja, estimado Tocayo, en tu caso el "estereotipo" tipo Sheldon (excentrico, cientifico y aficionado a la ciencia ficcion - y los comics sobre todo) no es exagerado, es muy merecido, jeje.
Ahora que, la verdad, la verdad: ¿a poco nunca te has levantado como el ratocinto "cerebro" y te has preguntado ¿como hago para conquistar el mundo?
Jeje, un poco de humor a tus costillas. Y ni modo, a a guantarse... una ocasion en años pasados, me quejaba yo de los "cliches" de las "etiquetas" que a veces nos cuelgan y que caen en un injusto reduccionismo de nosotros, y recuerdo muy claramente lo que me dijiste: "las etiquetas son utiles".
Bueno, creo que ya vemos tu y yo algo mas parecido: las etiquetas son utiles, pero no las parciales, subjetivas y desenfocadas etiquetas. Y te apoyo: fuera cliches, mejor tomense la molestia de conocerme.
Saludos.
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