miércoles, 6 de agosto de 2014

Ébola

Por Martín Bonfil Olivera
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 6 de agosto  de 2014

Los virus son uno de los grandes enigmas de la biología y la medicina modernas. No porque sean misteriosos, sino porque aún no los conocemos por completo ni los entendemos lo suficiente como para predecir y controlar su comportamiento.

Es natural que las noticias de una epidemia de la mortal fiebre hemorrágica causada por el virus de Ébola cause temor. Sobre todo hoy que las noticias se esparcen tan rápidamente como el propio virus.

El nombre del virus deriva del río Ébola, en lo que hoy es la República del Congo, porque ahí se descubrió en 1976. Pertenece a una familia de virus cuya estructura microscópica es de largos y curvos filamentos de proteína, de una milésima de milímetro de largo, dentro de los cuales se encuentra su información genética, en forma de ácido ribonucleico (ARN). Otro miembro de esta familia, los filoviridae, es el virus de Marburgo, que también causa una fiebre hemorrágica en humanos. El virus Ébola se considera un riesgo de bioseguridad de nivel 4: el más alto, que requiere aislamiento total y equipo especial para su manejo.

Se conocen cinco variedades de ebolavirus, que han causado unos 17 brotes epidémicos, incluyendo el presente. Algunas variedades llegan a tener una tasa de mortalidad de hasta 90%; otros sólo el 34. Los pacientes que sobreviven pueden llegar a una recuperación total, aunque siguen pudiendo contagiar el virus a través de su semen hasta por siete semanas.

El brote actual, causado por la variedad ebolavirus Zaire, o EBOV, parece causar una mortalidad de 59%. Comenzó en marzo pasado en Guinea, y se ha extendido a Sierra Leona y Liberia, todos en el África occidental. Ha causado ya unas mil 600 infecciones y unas 890 muertes.

La principal causa de alarma, además de su alta mortalidad (la de la epidemia de influenza de 2009 fue de 0.02%) es que se trata de un virus sumamente contagioso, que puede matar a sus víctimas en sólo unos días. Si añadimos que se trata del brote que más personas ha matado hasta ahora (el primero, en Zaire en 1976, que tenía el récord, mató sólo a 208 personas), y que por primera vez se ha extendido a áreas urbanas (Monrovia, la capital de Liberia), la alarma se justifica.

No está totalmente claro cómo se difunde: no se contagia por aire, pero sí por contacto directo y por fluidos como sangre y semen. Se piensa que el virus existe permanentemente en murciélagos, de donde pasa ocasionalmente a cerdos, antílopes y primates, y de éstos a humanos. La falta de higiene es un factor en su transmisión, y los cadáveres siguen siendo infecciosos.

Y sin embargo, hay buenas noticias. Aunque, como se sabe, no existe una vacuna contra este filovirus, varias están en desarrollo y pruebas. Y un tratamiento experimental que se está aplicando a un paciente estadounidense trasladado hace unos días a un hospital de Atlanta parece estar resultando prometedor.

Además, 11 países africanos afectados o en riesgo están tomando medidas para controlar el contagio, y la Organización Mundial de la Salud y otros organismos internacionales están llevando un control minucioso de los casos y del tratamiento de los pacientes.

Es poco probable que el virus se extienda mucho más: su propia alta tasa de mortalidad limita su expansión (a diferencia de virus menos contagiosos y mortales, pero que gracias a su largo periodo de incubación pueden extenderse mucho más ampliamente, como el VIH).

No está de más estar alertas. A mí me consuela pensar, digan lo que digan quienes desconfían de la ciencia, que gracias a ella hoy contamos con mucho mejores herramientas para identificar y confrontar estas nuevas amenazas, que inevitablemente surgen de vez en cuando, con mucha mayor eficacia que nunca antes en la historia humana.

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Contacto: mbonfil@unam.mx

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1 comentario:

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Tocayo, muy interesante y muy claro lo que explicas acerca de la mortalidad de este virus, pero la relativa menor peligrosidad para grandes poblaciones. En efecto, las noticias que nos dan cuenta de ello son limitadas en espacio y LO UNICO QUE NOS DICEN ES ESE DATO ESCALOFRIANTE: la influenza tiene una mortandad del 0.02% mientras que el ébola de entre el 30% hasta el 90%... resultado: una angustia enorme y alarma desmedida por el desastre que viene. Siempre hace falta mas espacio, tiempo y precisión para explicar las cosas, mas esta que es tan grave.
¿Por qué el ébola se transmite en murciélagos, ganado, simios y en ellos no causa tales estragos? ¿o si los causa y no nos había importado? Otra pregunta inquietante, no se si sea boba ¿Por qué dos virus tan peligrosos como el del ébola y el del sida, se originaron en Africa? ¿es por algo, significa algo o es solo coincidencia?
Pobre gente de Africa, no solo tienen el peso de la pobreza, de gobiernos opresivos… ¡también les pega cada enfermedad! Ojalá que pronto se encuentren curas, al menos a estas enfermedades.
Saludos.