lunes, 12 de septiembre de 2005

Nueva Orleans: una tragedia anunciada

MILENIO DIARIO

La ciencia por gusto - Martín Bonfil Olivera
Nueva Orleans: una tragedia anunciada

7-septiembre-05

¿Por qué será que los adivinos y profetas nunca predicen catástrofes como el 11 de septiembre o la inundación que recientemente asoló a la ciudad de Nueva Orleans? Por desgracia, aunque con frecuencia la ciencia sí logra prevenir sobre el riesgo de desgracias relacionadas con algunos fenómenos naturales, a veces parece que esto tampoco sirve de gran cosa. El ejemplo más reciente (e indignante) es lo que acaba de suceder en la capital del jazz.

En octubre de 2001 (¡hace cuatro años!), la revista Scientific American, sin duda la publicación de divulgación científica más famosa y leída del mundo, publicó un artículo titulado "Ahogando a Nueva Orleans", que comenzaba anunciando que "un huracán importante podría sumergir a Nueva Orleans bajo 20 pies (seis metros) de agua, matando a miles".

El artículo citaba estudios de investigadores de la Universidad de Louisiana, quienes por medio de modelos de computadora habían predicho la magnitud del daño que podría producirse si no prevenían los efectos de la inevitable inundación.

El problema de Nueva Orleans es consecuencia de su ubicación. Se encuentra entre el río Mississippi y el lago Pontchartrain, en una región húmeda y pantanosa. Desde hace más de cuatro mil años, el Misisipi ha arrastrado limo y sedimentos que fueron formando el delta sobre el que se encuentra Nueva Orleans. El delta es constantemente erosionado por el mar, pero el flujo del río solía compensar la erosión. Cuando se comenzaron a construir diques en los márgenes del río para evitar las frecuentes inundaciones de la ciudad, el limo dejó de acumularse en el delta, y la trayectoria del Mississippi se fue alargando, conforme se le confinaba mediante más y más diques. Hoy desemboca prácticamente en la orilla de la plataforma continental, por lo que el limo, en vez de formar más suelo, se pierde en el fondo del mar.

Así, el delta ha ido perdiendo terreno rápidamente ante la erosión marina (Louisiana pierde 4 mil metros cuadrados cada media hora). El suelo poroso del delta se ha ido deshidratando y se ha comprimido. Nueva Orleans se ha ido hundiendo cada vez más y hoy se encuentra por debajo del nivel del mar, lo cual la pone en riesgo de inundación ante cualquier lluvia fuerte y la obliga a bombear agua constantemente hacia el lago Pontchartrain.

Se trata de un verdadero círculo vicioso: el bombeo de agua, junto con los diques, deshidratan cada vez más el suelo, que se sigue hundiendo. El agua de mar invade los pantanos y mata la vegetación, lo que facilita aún más la erosión.

Ante esto, los investigadores de la Universidad de Louisiana, junto con expertos del Cuerpo de Ingenieros del Ejército Estadunidense encargado desde 1879 de construir y reparar los diques prepararon en 1998 un informe titulado Coast 2050, en el que advertían del peligro de una inminente inundación y proponían diversas medidas para comenzar a remediar la situación. Entre ellas estaban la apertura de compuertas controladas en los diques para permitir la salida de agua dulce y sedimento y la restauración de los pantanos; la suspensión del dragado del río, que entonces cambiaría de rumbo para desembocar cerca del delta, y la construcción de compuertas para controlar la entrada de agua desde el Golfo de México hacia el lago Pontchartrain. Se trataba de un plan ambicioso y de alto costo, y fue básicamente ignorado por el gobierno de los Estados Unidos.

Hoy el presidente Bush está siendo criticado por todos los sectores de la sociedad. Su gobierno prefirió invertir recursos materiales y humanos en la guerra de Irak (un tercio de la guardia nacional de Louisiana se encontraba en Irak durante la inundación), y en vez de aumentar los recursos para prevención de desastres, los recortó: los fondos del Cuerpo de Ingenieros para el mantenimiento de los diques, por ejemplo, disminuyeron en los últimos años.

La historia no ha terminado. Las desoídas predicciones científicas fueron, desgraciadamente, correctas. Pero Nueva Orleans sigue estando a merced de futuros huracanes. Louisiana produce la quinta parte del petróleo de los Estados Unidos, y la cuarta parte de su gas natural. Los huracanes son cada vez más frecuentes, en parte debido al calentamiento global, constantemente negado por Bush. Si no se toman medidas, la tragedia podría repetirse. ¿Se necesitará la advertencia de un astrólogo para que alguien haga caso?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Busca: Nueva Orleans, Kim Clement

Bendiciones