1o de noviembre, 2006
Discriminación: monstruo de múltiples cabezas. Afortunadamente, y contra quienes piensan que la humanidad no tiene remedio, el siglo pasado se avanzó mucho en la lucha contra la desigualdad y el maltrato hacia las minorías.
Hoy el tema de las sociedades de convivencia, que permiten el reconocimiento legal de vínculos entre personas del mismo sexo (y entre cualesquiera dos personas que decidan formar un hogar común, incluso por razones no sentimentales) vuelve a la primera plana. La Ley de Sociedades de Convivencia será discutida próximamente, y ante ello se levanta la voz de la jerarquía católica, que advierte del supuesto peligro que esta ley representa para la institución familiar.
No es extraño; el Vaticano ha insistido largamente en que las uniones entre homosexuales son “antinaturales y aberrantes”. Así lo declaró Hugo Valdemar, vocero del Arzobispado de México (MILENIO Diario, 30 de octubre), mientras amenazaba con que los católicos podrían salir a las calles para manifestar su oposición.
Nunca se han presentado argumentos convincentes para justificar esta postura. ¿Por qué o cómo una familia formada por dos personas del mismo sexo y reconocida por la sociedad pondría en riesgo cualquier otro tipo de unión familiar? La postura católica radical muestra, simplemente, afán de discriminar; de que los homosexuales sigan siendo considerados, si no ya enfermos, sí “desviados”, y por tanto ciudadanos de segunda.
Pero la homosexualidad no es antinatural: se presenta en todo tipo de animales, desde aves hasta mamíferos. Cabría cuestionar, en cambio, si hay algo más antinatural que el voto de castidad de los sacerdotes católicos. ¿No influirá esta distorsión de los instintos en el alto número de delitos sexuales en que resultan implicados?Parafraseando la campaña bancaria, y analizando críticamente los argumentos contra las sociedades de convivencia, convendría que los ciudadanos nos preguntáramos sin prejuicios: ¿por qué no?
¡Mira!
Afortunadamente, y a pesar de quienes defienden la discriminación, la igualdad de derechos para las minorías sexuales avanza. La autora Marina Castañeda se sorprende en su reciente libro La nueva homosexualidad (Paidós, 2006) de lo mucho logrado en poco tiempo, y analiza los retos en el futuro inmediato: matrimonio gay, homoparentalidad, homofobia y perspectivas a largo plazo para parejas del mismo sexo. Una lectura necesaria.
Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx
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