Martín Bonfil Olivera
publicado en Milenio Diario, 5 de diciembre de 2007
publicado en Milenio Diario, 5 de diciembre de 2007
Absurda como es, no se levantaron demasiadas voces, ni demasiado fuertes, en su contra. Pareciera que el principio humano básico de que el Estado no puede interferir con la integridad corporal de los ciudadanos se ha olvidado (mientras que los ciudadanos sí pueden disponer de la integridad de su cuerpo, como lo reconoce la actual iniciativa para legislar el cambio de sexo… a la que por supuesto ya se opusieron el PAN y la iglesia católica). ¿Qué seguirá? ¿Lobotomía (química o quirúrgica) para criminales agresivos? ¿Cortarle las manos a los ladrones?
Confiemos en que la sensatez aparezca y prevalezca. Por lo pronto, la otra tontería publicada en los medios recientemente –la propuesta hecha por el Secretario de Salud José Ángel Córdova en el Congreso Nacional sobre VIH-sida, la semana pasada, de establecer la prueba de sida obligatoria para trabajadores sexuales y para quienes quieran contraer matrimonio– ya ha sido retirada. Eso habla bien del Secretario: aunque sigue haciendo propuestas obtusas (probablemente por estar basadas en una moral católica), va entendiendo que no puede imponerlas.
Pero tratemos de comprender un poco cómo surgió esta propuesta: Córdova afirmó que la prueba prematrimonial (la cual sigue defendiendo) sería una forma de combatir el creciente número de mujeres que se infectan de sida. Lo malo es que ni él ni sus asesores pensaron en las consecuencias de la medida: ¿se prohibiría el matrimonio a quien tenga sida?
Cuando un legislador o funcionario público hace una propuesta mal reflexionada, corre el riesgo de violar los derechos humanos, y ni siquiera darse cuenta… Y tanto la moral católica como la desinformación científica son pésimas consejeras para formular políticas públicas. Ya los expertos se encargaron de aclararle al Secretario de Salud que las pruebas prematrimoniales de sida son inútiles y discriminatorias. Me pregunto cuánto tardará alguien en aclarar la tontería de la castración química.
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