por Martín Bonfil Olivera
publicado en Milenio Diario, 9 de enero de 2008
A Carmen Aristegui, víctima del miedo
de este régimen ante la crítica inteligente
Una característica definitoria de la derecha es su autoritarismo: no busca defender una postura, sino imponerla. Las libertades y derechos son secundarios ante ciertos “valores” que, en general, son conservadores y cercanos a los de la religión católica.
Muestra de ello es la campaña para echar atrás la legalización del aborto hasta las 12 semanas de gestación en el Distrito Federal , importante avance en los derechos de la mujer. Como se sabe, dos dependencias federales, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la Procuraduría General de la República, han sometido recursos de inconstitucionalidad contra esta medida ante la Suprema Corte.
Ello obedece a una de las líneas principales de acción vaticanas, la promoción de la llamada “cultura de la vida” y la “defensa de la familia”. Entendida ésta, claro, sólo como la unión de hombre y mujer para tener hijos, y excluyendo a madres solteras, parejas sin hijos o divorciadas o del mismo sexo, ¡y hasta a madres que trabajan! (Carlos Briseño, obispo auxiliar de México, dixit, al compararlas con Herodes). Se maneja la falacia de que la existencia de familias diversas “amenaza” a la familia tradicional (¿cómo?).
La “cultura de la vida” se opone también al aborto, la eutanasia y en general al derecho a disponer del propio cuerpo. En esta tendencia se inscribe la reciente y tramposa campaña (¿la vio usted en parabuses y anuncios espectaculares?) que promovió el “día de los derechos humanos del concebido”.
¿Qué dice la ciencia ante esto? Simplemente, que una persona no aparece mágicamente al momento de la concepción, y que a las 12 semanas no es todavía un ser humano consciente ni sensible. Defender los derechos de alguien que aún no existe por encima de los de la mujer no es justo ni razonable.
¿Qué dice el sentido común? Que las decisiones en una democracia laica deben basarse en conocimientos, no dogmas. Ojalá el gobierno mexicano compartiera la visión del español de Rodríguez Zapatero, que ante la presión clerical ha afirmado que “seguiremos trabajando para que los ciudadanos españoles sean más libres y con más derechos”. Al final, los excesos autoritarios de la derecha religiosa son, como ha dicho el filósofo Fernando Savater, “prueba de que debemos ser racionalmente anticlericales”.
3 comentarios:
Estoy bastante de acuerdo con esta opinión tuya, pero siento que hay que tener especial cuidado antes de hacer estas opiniones que estás dando.
Tu posición frente a la ciencia parece ser un poco absolutista, como si fuera el único punto de vista objetable para descubrir las certesas de las cosas... o tal vez me equivoque. Creo yo que defender la ciencia no es estar en contra de todo aquello que no acepte a la ciencia en su totalidad... Atacar las creencias, para mi, es no querer tratar de entender o analizar los distintos puntos de vistas que quisás la ciencia podría abarcar en próximas explicaciones y razonamientos (perdón si no me expresé bien). Tal vez criticar te dé el visto bueno por parte de los que piensan de esta forma, y te ayude a tener un buen status, pero no creo que aporte nada nuevo al universo de la ciencia, el cual necesita, en estos momentos, un renovamiento a nivel social y socio-económico. Un saludo.
MIl gracias por tu comentario, Leslie. Pero no: no escribo para tener estatus, si quisiera eso me dedicaría a algo que pagara mejor. Entiendo que defender el punto de vista científico pueda parecer absolutista... pero no es esa intención. Lo que hago no es descalificar las creencias, todo mundo tiene, por supuesto, derecho a creer lo que quiera. Lo que hago es criticarlas, algo que no sólo es válido en cualquier sociedad democrática, sino necesario.
Curiosamente, mucha gente que tiene creencias, sobre todo religiosas, creen que cuando alguien los critica los está atacando o descalificando. No. Se vale criticar, y se vale expresar el desacuerdo, y se vale expresar que uno no comparte cualquier creencia.
Por otro lado, claro que se vale no "creer" en la ciencia... pero bajo tu propio riesgo, porque el conocimiento cienttífico no es creencia: es comprobable y comprobado.
En pocas palabras, mi chamba es comentar y analizar y criticar, desde el punto de vista de la ciencia. Lamento que te desagrade...
Hola Martin, gracias por responder y tenerme paciencia. Perdón si creí que estos comentarios tuyos eran para el "status" como bien mencionás.
Con respecto a lo hablado, sentí que tus comentarios hacia la iglesia estaban vinculados con esto que te hablaba... Es verdad que la iglesia desmerece muchas posturas de la ciencia de forma indevida, y que de alguna forma contribuyen un poco a la ignorancia con respecto a los nuevos descubrimientos... Pero por otro lado sentí, leyendo otros comentarios tuyos que respectan a la magia y la oración, como una forma de justificar que lo que no se amolda a la ciencia no vale ser analizado. Es cierto que la ciencia se basa en hechos y no en creencias, pero hay muchas cosas que la ciencia todavía no supo analizar con la debida intención de corroborar su funcionamiento. Muchas cosas se saben que funcionan y dan resultado, pero no se sabe como, y ahí es donde surge cierto conflicto... Hasta que en algún momento se puede comprobar debidamente. Por eso, personalmente, no desmeresco todo aquello que falta corroboración científica, sobre todo lo ligado a la fe. El tema del aborto es muy discutible y sería bueno que iglesia y ciencia lleguen a un acuerdo, por más complicado que sea... Pero en otras cuestiones del tema espiritual, es donde sería bueno que la ciencia se encargue sin prejuicios al respecto y sin desmerecer lo que se viene hablando desde hace milenios. Sería interezante ver hasta donde se puede ver, ninguna teoría vale desmerecerla por falta de hechos que por el momento no se pueden medir con algún instrumental.
Tal vez te paresca poco argumentable, pero hablar de fe no es solo hablar de la iglesia católica.
Un saludo
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