por Martín Bonfil Olivera
Publicado en Milenio Diario, 25 de marzo de 2009
Acabo de conocer una de las 13 maravillas de México: los prismas basálticos de Santa María Regla, en el estado de Hidalgo.
Visitados por Alexander von Humboldt cuando vino a México en 1803, las imponentes columnas basálticas de 30 metros, perfectamente hexagonales, que bordean la cañada como si Dios las hubiera acomodado cual gigantescos lápices, quitan el aliento.
Pero para un naturalista como Humboldt, y para un ateo irredento como este columnista, la explicación divina no es satisfactoria: no explica nada. ¿Existirá algún proceso natural que permita formar cientos de prismas hexagonales y acomodarlos cuidadosamente?
Los prismas, aunque raros, no son únicos. Existen 10 o 15 sitios en el mundo con estructuras semejantes: la “calzada del gigante”, en Irlanda; los “postes del diablo”, en California; los “tubos de órgano”, en Australia… La formación de estas estructuras no es tan rara.
Una segunda pista es la forma hexagonal de los prismas. El dicho norteño “andando la carreta se acomodan las sandías” es acertado: las esferas tienden a acomodarse espontáneamente para que cada una esté rodeada por otras doce: es el arreglo más compacto. Si son círculos, el arreglo más eficiente es hexagonal: la forma más compacta de acomodar columnas cilíndricas es que cada una esté rodeada por otras seis. La forma hexagonal de los prismas es resultado de este acomodo. No fueron construidos y luego acomodados: se formaron en su posición actual.
¿Y cómo pudo la lava fundida —el basalto es magma solidificado— formar prismas verticales individuales? La respuesta está en la existencia de estructuras autoorganizadas en la naturaleza. Un ejemplo son las “celdas de Bénard”: al calentar un líquido por abajo, el movimiento de convección —el agua caliente sube y la fría baja— puede formar columnas hexagonales de agua que se mantienen circulando mientras haya diferencia de temperatura. Los prismas son celdas de convección fosilizadas, que quedaron solidificadas al enfriarse rápidamente.
El mundo mineral puede formar estructuras ordenadas y maravillosas. Lo mismo ocurre, aumentado, en el mundo vivo. Darwin, otro naturalista, lo vio y lo explicó. Por eso y más, vale la pena conocer los prismas basálticos.
(Puedes ver las fotos que tomé de los prismas basálticos aquí)