por Martín Bonfil Olivera
Publicado en Milenio Diario, 4 de marzo de 2009
Mucha gente se divierte tratando de demostrar que las grandes teorías de la ciencia están equivocadas. La relatividad de Einstein y la evolución por selección natural de Darwin son dos favoritas.
Como la ciencia no produce verdades absolutas, sino conocimiento confiable y útil, pero en evolución, siempre hay posibilidad de que estos críticos tengan razón. Sin embargo, lo normal es que para empezar no hayan entendido bien las teorías que pretenden derrocar.
Uno de los malentendidos más comunes de la teoría darwiniana es justamente la definición de especie biológica. El libro El origen de las especies busca mostrar cómo surgen, pero la explicación de Darwin —las variedades que aparecen dentro de una misma especie son en realidad “especies incipientes”, que poco a poco pueden irse separando de la original— parece confusa. ¿Una especie se convierte en otra? ¿Cuándo precisamente podemos hablar de una especie nueva? ¿Cuál es la diferencia entre especies, subespecies, variedades y razas?
El problema es que normalmente no pensamos en términos de poblaciones, sino de individuos. Un amigo dice estar convencido de que tuvo que haber un primer ser humano, nacido de una madre todavía no humana. Piensa que entre las dos especies —humano y pre-humano— hay una frontera bien definida, que se cruza de un paso (como la mutación que dio origen a las Tortugas Ninja).
La idea no es tonta: durante mucho tiempo se llamó “monstruos esperanzados” o “viables” a estos primeros individuos de una especie nueva. Pero, aunque su existencia es posible, se trata de casos rarísimos. Lo normal en evolución, por mucho, es la acumulación gradual de cambios mínimos que hacen que definir el momento en que una variedad se convierte en nueva especie sea tan difícil como decir precisamente cuántos cabellos debe perder un señor para llamarlo calvo.
En su esclarecedor libro La peligrosa idea de Darwin, el filósofo Daniel Dennett explica que lo que en realidad permite distinguir a una especie de otra es la ausencia de individuos intermedios entre dos poblaciones. Cuando sí hay continuidad entre ambas, nos damos cuenta de que la definición de especie es, en realidad, una abstracción humana. Hablaremos más del asunto.
4 comentarios:
Martin: en este tema, encuentro parecido con lo que se dice del microcosmos... a nivel del mundo sensible, el que vemos y tocamos, las cosas son bien definidas, pero si descendemos a lo infinitamente mas pequeño, vemos que la materia no es tal, es mas bien una relacion de energias que "aparentan ser materia". Es decir, en el micro detalle, las diferencias tan claras ya no son tales.
En el caso de las especies, los cambios son muy sutiles de una generacion a otra, pero si los podemos ver ya con millones de años de por medio, es mas claro ese salto.
Una duda ¿la falta de fosiles que nos liguen con antepasados nuestros y de otros antropoides (el mentado eslabon perdido) será porque no se pudieron conservar o porque no los hay?
En espera de tu siguiente colaboracion sobre este interesante tema.
Luis Martin Baltazar Ochoa, Guadalajara, jalisco
A mi parecer esos pequeños cambios que existen en las especies se quedan ahi, en una forma de reserva genetica y cuando ocurre un cambio drastico donde una poblacion se aisla y se enfrenta a condiciones muy diferentes, se dan estos saltos cuanticos donde se forma una nueva especie.
Una especie difiere de otra si no puede procrear descendencia viable. los burros y los caballos están suficientemente separados para que sus crias sean esteriles. aunque por supuesto, debe existir la pequeña posibilidad que alguna llegue a ser viable, la naturaleza debe dejar rutas de salida.
Los humanos necesitamos crear barreras o puntos fijos para poder crear esquemas comprensibles.
Luis Tocayo:
Pues sí, los filósofos llaman "esencialismo" a pensar que existen cosas bien definidas, pero la realidad muchas veces es que no lo son tanto, y el mundo medio se nos desvanece entre las manos... por eso es un problema filosófico!
REspecto a los fósiles: sí hay (muchos) fósiles que nos ligan con antepasados nuestros y de otros antropoides. La lista crece y la historia se complica, pero básicamente no hay problema ahí.
Francisco:
Bueno, como es claro, yo estoy presentando una versión ultra-simplificada... la verdadera evolución es mucho más compleja, como tu comentario muestra... Es lo malo de tener un espacio tan reducido en Milenio. La semana que entra intentaré ampliar un poquito.
saludos
martín
Martin: Felicidades por tu blog, por tu libro y por mostrarnos poco a poco algo de la ciencia sin parecer demasiado ñoño o cuadrado, yo no soy muy conocedor del tema pero si me interesa la divulgacion de la ciencia, y sobretodo me ha llamado la atencion Darwin desde que estuve en la secundaria. Me interesa esta aplicacion de la teoria de la evolucion en otros campos o disciplinas, pero como te digo soy aun un iniciado. Saludos desde algun lugar en la Sierra Nororiental de Puebla!!!
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