miércoles, 7 de octubre de 2009

El telómero Nobel

Por Martín Bonfil Olivera
Publicado en
Milenio Diario, 7 de octubre de 2009

Los premios Nobel siempre son emocionantes. El de Fisiología y Medicina de este año revela la fascinante ciencia básica de nuestras células que podría tener aplicaciones revolucionarias en salud.

Se trata, según el Comité Nobel del Instituto Karolinska, en Suecia, del “descubrimiento de cómo los telómeros y la enzima telomerasa protegen a los cromosomas”, realizado por los investigadores Elizabeth Blackburn, su colega Jack W. Szostak y su alumna Carol Greider.

La información genética de los seres vivos está escrita en la molécula de ácido desoxirribonucleico, ADN, que forma madejas llamadas cromosomas dentro del núcleo de cada una de nuestras células.

Cada cromosoma está formado por una sola, larguísima, molécula de ADN. Cuando se tiene que copiar, antes de que la célula se divida en dos, la encargada es una enzima: máquina molecular hecha de proteína.

Visualícelo así: la famosa doble hélice del ADN es como una vía de tren. Para copiarla, los rieles se separan y la enzima se desliza sobre cada uno, leyendo las letras que lo forman e insertando las letras correspondientes del otro lado. Como un trenecito que avanzara sobre un riel, construyendo el riel opuesto. Al final, tenemos dos vías completas e idénticas.

Pero cuando llega al final del riel, la enzima no puede avanzar más, y no construye el último tramo del riel opuesto. ¡Cada vez que se copiara un cromosoma, sus puntas (los telómeros, del griego telos, final, y meros, parte) se irían acortando!

Utilizando un ingenioso experimento, Blackburn y Szostak descubrieron en 1982 que los telómeros protegen a los cromosomas para no ser destruidos. Construyeron minicromosomas y a algunos les pegaron telómeros y a otros no. Cuando los metían en células, los cromosomas con telómeros sobrevivían, pero los que no los tenían eran eliminados rápidamente.

Y en 1984 (el día de Navidad), Blackburn y Greider descubrieron otra enzima que permite que los telómeros mantengan su tamaño. Lo logra porque contiene un molde con la secuencia correcta de letras (CCCCAA) que deben insertarse en cada punta del ADN. La llamaron “telomerasa” (la terminación “asa” en bioquímica indica una enzima).

Hoy sabemos que telómeros y telomerasa tienen que ver con el envejecimiento y la muerte celular (cuando se acortan) y con la multiplicación descontrolada de las células cancerosas (pues su telomerasa es muy activa y sus telómeros no se acortan). Incluso hay en desarrollo vacunas para intentar combatir el cáncer inactivando la telomerasa de tumores.

La ciencia básica, motivada por la simple curiosidad, ofrece una nueva promesa médica, aunque sea aún lejana.

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7 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Un mecanismo fascinante, este del copiado de cadenas de ADN!

Mas aun partiendo de que todo es fruto de la seleccion natural. Esta maravillosa y exquisita complejidad, partiendo por completo del azar que es los elementos inorganicos.

Si la quimica fue el hito del siglo XIX, y la fisica del XX, en este XXI lo determinante será sin duda la biologia.

Saludos. Luis Martin Baltazar Ochoa

Ribozyme dijo...

Excelentemente explicado, Martín, muy claro, tocando los detalles importantes pero sin entrar en detalles menores que pueden hacer confusa la explicación.

Otra cosa muy interesante de las telomerasas es que son transcriptasas reversas, como las de los retrovirus (entre los que se incluye el HIV), ya que son portadoras de una secuencia corta de ARN, que utlizan como molde para formar la cadena de ADN de los telómeros. Hace tiempo leía un artículo donde se especulaba que la transcriptasa reversa de los retrovirus pudiera haber evolucionado por mutaciones en la telomerasa. También pudiera haber sido al revés, que las primeras células con núcleo (las bacterias no tienen núcleo) hayan utilizado la transcriptasa reversa de algún virus que las parasitaba para permitir los enormes cromosomas lineales característicos de las células con núcleo actuales (las bacterias tienen en su mayoría cromosomas circulares, sin extremos, y mucho más pequeños que los de las células con núcleo).

Martín Bonfil Olivera dijo...

¡Qué bueno que les gustó, Luis Tocayo y Ribo!

Aunque yo creo que lo mero bueno para este siglo 21 serán las neurociencias y el estudio de la inteligencia y la conciencia. Inteligencia artificial, conciencias artificiales, extensión de la conciencia humana más allá de la muerte... ¡uf!

Ribo, estrictamente el nombre correcto en buen español es transcriptasas inversas, no "reversas" (reverso no es adjetivo en español), pero sé que ya es una lucha inútil...

Me sigue fascinando, como originalmente cuando elegí mi vocación científica, la biología molecular. Aún siento un poco de nostalgia por los tubos eppendorf y las micropipetas, pero la vocación de divulgador fue mucho más fuerte, y además yo era MALO para el laboratorio!

martín

Ribozyme dijo...

Pues sí, de acuerdo con lo que dices respecto a las RTs, pero es que el término original en inglés (idioma en el que se acuñó orignalmente) es "reverse transcriptase" y no "inverse transcriptase". Podríamos considerar al adjetivo "reverso" un neologismo establecido ad hoc. Y conste que estoy de tu parte, me encantaba recordar a mis compañeros del doctorado que en la reacción en cadena de la polimerasa, "template" (molde o templete) no se traduce "templado", o que "stringency" (rigor o grado de dificultad) no es "astringencia" (el comentario burlón típico era que entonces le echaran una loción de limpieza facial a la mezcla de PCR). De hecho hasta existe un término, "falsos amigos", para palabras de diferentes idiomas que se parecen pero significan cosas completamente diferentes.

Pues, cuando quieras, considérate invitado a hacer una estancia en mi lab. Total, yo soy de las personas físicamente más torpes que conozco (siempre he sido malo para los deportes de equipo... Al fin nerd), pero con la prática he llegado a ser capaz de maniobras bastante finas, y te consta que en biología molecular casi todo el material de laboratorio es muy pequeñito).

Martín Bonfil Olivera dijo...

Ja, ja, Ribo, es la eterna excusa de los investigadores que todo lo piensan en inglés y quieren hablar en spanglish. Pero cualquier traductor (bueno) te dirá que para traducir algo hay que tomar en cuenta cómo se dice BIEN en el idioma al que traduces, no tratar de traducir literal la forma como se dice en el idioma original. De otro modo pasa lo que con las traducción del manual de la impresiona hecha en Taiwán que decía "si la impresora corre fuera de papel...".

En efecto, falsos amigos (o falsos cognados): templado, templete (!), en vez de "molde" o "patrón"; "sensar" (¡agh!) en vez de "detectar" o "percibir", y así infindad más...

No, no inventemos neologismos cuando el vocabulario existente resulta perferctamente satisfactorio...

Y gracias por la invitación. ¡A lo mejor algún día te la acepto!

saludos,

martín

DEMERZEL dijo...

¡Yo me emocioné con la columna y tu estupenda explicación Martín!

Con respecto a las "correctas" traducciones... me imagino que no abundan, ya que efectivamente la mayoría de investigadores deben pensar en inglés y les deben tener sin cuidado esos detalles finos del español... ;(

Saludazos!

Anónimo dijo...

Very good article, well written and very thought out.