miércoles, 21 de marzo de 2012

Depresión y electrochoques


Por Martín Bonfil Olivera
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 21 de marzo de 2012

Pocos tratamientos médicos tienen tan mala prensa como los electrochoques. La imagen de un paciente amarrado a una mesa, convulsionándose bajo el influjo de una corriente eléctrica aplicada con electrodos en su frente, es propia de una película de horror.

Quizá le sorprenda enterarse de que la terapia electroconvulsiva (su nombre formal), que hoy se realiza bajo condiciones muy controladas y seguras (anestesia general, relajante muscular, oxígeno al 100% y voltaje bajo –unos 90 volts) es el tratamiento más efectivo que existe contra la depresión grave (la que se acompaña de intensos impulsos suicidas o ideas delirantes que ponen en peligro la vida del paciente o quienes lo rodean). Tiene entre un 75 y 85% de efectividad (los tratamientos farmacológicos logran alrededor de un 40% de éxito).

Contrariamente a lo que se pudiera pensar, los efectos de esta terapia no provienen directamente de la corriente eléctrica, sino de las convulsiones que provoca. En un artículo publicado en septiembre del 2011 en la revista ¿Cómo ves?, el psiquiatra Eduardo Thomas explica que Hipócrates ya refiere que las anguilas eléctricas podían usarse para tratar trastornos mentales; que Benjamín Franklin usó en 1782 descargas eléctricas para combatir la melancolía, y que a finales del siglo XVIII se descubrió que el alcanfor podía provocar crisis convulsivas que mejoraban notablemente a pacientes psicóticos. La moderna terapia electroconvulsiva se inició en 1937, con el trabajo de los italianos Ugo Cerletti y Lucio Bini, aunque hubo un periodo de abusos que hoy se ha superado. Actualmente se usa sólo con pacientes que no han respondido a otros tratamientos, pues tiene algunos efectos secundarios como desorientación transitoria y alteraciones leves de la memoria.

Sin embargo, hasta ahora no se sabía cómo es que los electrochoques producen sus efectos. Pero un estudio publicado por la investigadora escocesa Jennifer Perrin, de la Universidad de Aberdeen, en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) de los Estados Unidos, revela parte del misterio.

Corteza dorsolateral prefrontal,
hiperconectada en pacientes
con depresión
Utilizando la resonancia magnética funcional, que muestra qué partes del cerebro utilizan más sangre, y por tanto están más activas, Perrin halló que los cerebros de nueve pacientes con depresión grave, estudiados antes y después de someterlos a terapia electroconvulsiva (unas 8 sesiones) presentaban un exceso de conectividad funcional entre una zona llamada corteza dorsolateral prefrontal de uno de los hemisferios cerebrales (más o menos la zona donde quedan los anteojos para el sol cuando uno se los pone en la frente) y otras áreas cerebrales como el sistema límbico, relacionado con las emociones (se consideró que un área estaba conectada a otra si ambas se activaban simultáneamente). El exceso de conectividad disminuía sensiblemente luego del tratamiento, conjuntamente con los síntomas de la depresión (que en promedio bajaron de 36 a 11 puntos en la escala usada).

Severidad de los síntomas
de depresión antes y después
 de la terapia electroconvulsiva
(ECT)
Estos resultados refuerzan la reciente hipótesis de que la causa de la depresión grave es una “hiperconectividad” entre éstas áreas, y que por tanto una forma de combatirla el mal es reducir este exceso de conectividad (en cierta forma eso hacen los antidepresivos). Al mismo tiempo, hallar una alta conectividad en esta zona (que al parecer está muy claramente localizada) podría ser una forma de detectar a pacientes propensos a la depresión.

Como afirman Perrin y sus colaboradores, ahora el reto será, si se confirman sus resultados, aprovecharlos para buscar nuevas maneras de obtener el mismo efecto, pero sin usar electrochoques. Con suerte, a mediano plazo podríamos tener nuevos tratamientos que disminuyan la hiperconectividad y así prescindir por completo de esta terapia que, pese a su eficacia, sigue siendo bastante inquietante.

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6 comentarios:

Ribozyme dijo...

Utilísima para casos muy graves de depresión que no responden a otras terapias. Aparte del aspecto terrorífico, otra razón por la que no se la usa con más frecuencia es que provoca amnesia, se borran los recuerdos más recientes, de las últimas semanas a los últimos meses y, a diferencia de en las telenovelas, esos recuerdos nunca se recuperan.

También se está empezando a ver que el autismo pudiera resultar de un exceso de neuronas y conexiones que se desencadena desde el desarrollo fetal.

Ahí se demuestra que "mucho" no siempre es "mejor".

Sir David von Templo dijo...

Es una interesante perspectiva la que maneja acá el colega Rybozyme sobre el autismo. Y con respecto al tema de la entrada es algo muy interesante... Que sea el hecho de que las diferentes regiones cerebrales estén demasiado conectadas entre si lo que provoque esos efectos.

Saludos

Ribozyme dijo...

No logro recordar dónde leí al respecto (me sucede con frecuencia), pero pude encontrar el artículo original. Aún es muy preliminar para afirmarlo con certeza, pero la correlación es interesante:

Courchesne E, et al.
Journal JAMA. 2011 Nov 9;306(18):2001-10.


Affiliation
Department of Neuroscience, NIH-UCSD Autism Center of Excellence, School of Medicine, University of California San Diego, La Jolla, CA 92093, USA. ecourchesne@ucsd.edu

Abstract
CONTEXT: Autism often involves early brain overgrowth, including the prefrontal cortex (PFC). Although prefrontal abnormality has been theorized to underlie some autistic symptoms, the cellular defects that cause abnormal overgrowth remain unknown.

OBJECTIVE: To investigate whether early brain overgrowth in children with autism involves excess neuron numbers in the PFC. DESIGN, SETTING, AND CASES: Postmortem prefrontal tissue from 7 autistic and 6 control male children aged 2 to 16 years was examined by expert anatomists who were blinded to diagnostic status. Number and size of neurons were quantified using stereological methods within the dorsolateral (DL-PFC) and mesial (M-PFC) subdivisions of the PFC. Cases were from the eastern and southeastern United States and died between 2000 and 2006.

MAIN OUTCOME MEASURES: Mean neuron number and size in the DL-PFC and M-PFC were compared between autistic and control postmortem cases. Correlations of neuron number with deviation in brain weight from normative values for age were also performed.

RESULTS: Children with autism had 67% more neurons in the PFC (mean, 1.94 billion; 95% CI, 1.57-2.31) compared with control children (1.16 billion; 95% CI, 0.90-1.42; P = .002), including 79% more in DL-PFC (1.57 billion; 95% CI, 1.20-1.94 in autism cases vs 0.88 billion; 95% CI, 0.66-1.10 in controls; P = .003) and 29% more in M-PFC (0.36 billion; 95% CI, 0.33-0.40 in autism cases vs 0.28 billion; 95% CI, 0.23-0.34 in controls; P = .009). Brain weight in the autistic cases differed from normative mean weight for age by a mean of 17.6% (95% CI, 10.2%-25.0%; P = .001), while brains in controls differed by a mean of 0.2% (95% CI, -8.7% to 9.1%; P = .96). Plots of counts by weight showed autistic children had both greater total prefrontal neuron counts and brain weight for age than control children.

CONCLUSION: In this small preliminary study, brain overgrowth in males with autism involved an abnormal excess number of neurons in the PFC.

Francisco dijo...

Nota al margen: entiendo la intencion de la cita, pero la pelicula y libro "One flew over the cuckoo's nest", a la que se refiere la liga del primer parrafo, y que en Mexico tuvo la infortunada traduccion de "atrapados sin salida", no es propiamente una pelicula de horror.

Pangui dijo...

Muy interesante y bien explicado como artículo de divulgación, como siempre. Durante mi pregrado había estudiado un poco sobre la terapia electro-convulsiva, pero nunca nos habían dado datos sobre el porcentaje de efectividad.

Me queda una duda, que creo que es sobre un aspecto importante: qué tanto se mantienen estos resultados a largo plazo? o sea, previene recaídas? Porque hasta donde conozco, en eso los psicofármacos siguen estando por debajo de las terapias psicológicas (conductuales y cognitivo-conductuales).
Fuente: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2648513/

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Yo sabia (por alguna referencia psiquiatrica en un libro) que se le usa en tratamientos ya extremos para la paranoia... precisamente por lo que dice Ribozyme, que borra recuerdos. Se usa para practicamente eliminar los recuerdos y aun la personalidad paranoide, dejando loteralmente la "mente en blanco".
Pavorosa terapia si, siendo yo tambien un poco paranoide, se usara como arma de control politico... hace tan solo 40 añoos Mexico estaba en ese tipo de sociedad, no se crean que hace tanto.

Y Tocayo, me salta mucho esto en tu comentario: "...Sin embargo, hasta ahora no se sabía cómo es que los electrochoques producen sus efectos" ¿terapias aplicadas sin saber como funcionan cabalmente? ¿no hay algo como la FDA que regule esto? ¿no podria ser este tipo de medicina alternativa como si fuera "prueba y error"? o como decimos en Mexico, echando a perder se aprende.
NO ES DE GRATIS EL TEMOR Y RECHAZO SOCIAL AL ELECTROCHOQUE.