Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 17 de julio de 2013
La materia oscura es eso que no sabemos qué es, pero que tiene gravedad y que forma el 27% del universo conocido (la mayor parte, el 68% lo forma algo todavía más extraño, la energía oscura; sólo el 5% del universo está compuesto de materia ordinaria).
Es por eso que a los microbiólogos les pareció buena idea, para referirse a la gran cantidad de microorganismos (bacterias y sus primas, las arquea, antes conocidas como arqueobacterias) que sabemos que existen en nuestro planeta, pero que no conocemos, llamarlas “materia oscura microbiana”.
Y no las conocemos porque no las hemos podido aislar y cultivar, métodos tradicionales con que contaban los microbiólogos para estudiarlas. Si algo no puede cultivarse en una caja de Petri o un matraz, no pueden estudiarse sus propiedades de crecimiento, ni se le pueden hacer pruebas bioquímicas.
Pero las modernas tecnologías moleculares han permitido el surgimiento de métodos novedosos que se basan en estudiar ya no una célula viva, sino sus genes –su genoma–, y extrapolar a partir de éste para conocer su clasificación en relación con otras especies en el árbol evolutivo, su bioquímica y fisiología, y hasta su papel ecológico.
La metagenómica, hoy muy de moda, se basa en extraer el ADN de todas las células presentes en una muestra –de agua de mar, del interior de un intestino humano, del suelo– y leer toda la información contenida en él ("secuenciarlo", en la jerga de los especialistas). Luego, mediante computadoras, y comparando con los genomas de otras especies ya estudiadas, se deduce cuántas especies distintas, muchas veces desconocidas, están presentes, y varias de sus peculiaridades.
Pero desde hace dos o tres años los biólogos moleculares cuentan con una nueva herramienta: la posibilidad de secuenciar el genoma de una sola célula. Y no es que el problema sea aislarla –es difícil, pero posible–, sino extraer su ADN y luego “amplificarlo”, haciendo millones de copias hasta obtener una cantidad suficiente para ser leído y analizado, sin introducir muchos errores. Gracias a los estudios de Nicholas Levin, de la Universidad de Texas, hoy la tecnología de secuenciación monocelular es cada día más práctica y menos cara.
Muestra de su importancia creciente –además de estudios de las distintas células que forman un tumor, por ejemplo, que han permitido distinguir subpoblaciones con diferentes características de crecimiento y distinta resistencia a la quimioterapia, que pueden derivar en mejores tratamientos– es un reciente trabajo publicado en la revista Nature por el equipo encabezado por Tanja Woyke, del Instituto Genómico Conjunto del Departamento de Energía del Gobierno de los Estados Unidos, en California. Usando muestras obtenidas de nueve distintos ambientes –minas, océanos, ventilas hidrotermales submarinas y hasta un biorreactor–, secuenciaron 201 genomas de especies de bacterias y arquea nunca antes cultivadas, y descubrieron que varias de ellas presentan propiedades novedosas, que cambian lo que se sabía sobre su clasificación y sobre las fronteras entre los reinos de los seres vivos.
El avance de la tecnología siempre arrastra a la ciencia a explorar nuevos horizontes. Quizá en un futuro cercano la materia oscura microbiana vaya dejando de serlo. Así podremos tener una visión más realista de la verdadera diversidad biológica de éste, el planeta de los microbios.
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2 comentarios:
Solo escuchar el tema MATERIA OBSCURA, se me congelo la sangre y pense sera parte de loz zombies, y en nuestro tiempo actual y moderno, pero fue muy interesante de hecho el tema aprender de cosas nuevas y nuevos experimentos que se estan realizando en nuestro planeta, esperamos que a los científicos no se les vaya la mano con tanto conocimiento.
muy interesante, esto de las bacterias.
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