miércoles, 2 de octubre de 2013

La chica que no tenía vagina

Por Martín Bonfil Olivera
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 2 de octubre de 2013

Ser mujer y carecer de vagina puede ser un problema. Las causas pueden ser diversas: haber nacido con una alteración congénita que impidiera que este órgano sexual se formara correctamente (agénesis vaginal), o bien ser una persona transgénero que nació con genitales masculinos pero que tiene una identidad psicosexual femenina.

Durante siglos una situación así no hubiera tenido solución, pero los avances en cirugía desarrollados durante los siglos XIX y XX hicieron posible que, a mediados del siglo pasado, las operaciones de reconstrucción genital, así como las de reasignación sexual (o cambio de sexo), se volvieran no sólo posibles, sino relativamente comunes. Y lo más importante, seguras y efectivas.

Sin embargo, hasta hace poco dependían necesariamente de la sorprendente flexibilidad del cuerpo humano, que permite hacer cirugías para moldear los tejidos y literalmente construir nuevos órganos a partir de los existentes, a veces sólo cortando y suturando, en una especie de creativo origami, a veces trasplantando tejidos de una parte del cuerpo a otra. Para crear una “neovagina”, una de las técnicas más socorridas hasta ahora es usar un fragmento del colon para formar la mucosa que recubrirá una cavidad vaginal creada quirúrgicamente. También se puede usar mucosa oral o, para el caso de mujeres transexuales (de hombre a mujer), la técnica conocida como “inversión peneana”, en que el órgano sexual masculino es remodelado para formar la cavidad vaginal, conservando sus conexiones nerviosas y vasculares (y en la que parte del tejido del glande es aprovechado para formar el clítoris).

Sin embargo, los avances más recientes van más allá. A partir del cultivo de células humanas in vitro, desarrollado en el siglo pasado, hoy es posible no sólo cultivar tejidos, sino lograr que crezcan sobre moldes artificiales u orgánicos para formar órganos simples, en lo que se conoce como “ingeniería de tejidos”.

Ya hemos comentado en este espacio logros como hacer vejigas o corazones artificiales (todavía en estado experimental) utilizando las células del mismo paciente, que podrán usarse para trasplantes y disminuir así las posibilidades de rechazo. Pero es un orgullo saber que, según informa un boletín de la agencia Investigación y Desarrollo, las investigadoras mexicanas Esther López-Bayghen, del Departamento de Genética y Biología Molecular del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) y Atlántida Raya Rivera, del Hospital Infantil de México, han desarrollado la técnica para cultivar tejidos para formar vaginas y vejigas para implantar en pacientes que las requieren debido a malformaciones congénitas. Y las están implantando con  éxito en pacientes.

Por supuesto, los implantes requieren luego una terapia para permitir que se desarrollen y mantengan su forma. Los órganos resulta
n completamente funcionales, aunque en el caso de las vaginas implantadas a niñas que carecían de ella –condición que se presenta en aproximadamente una de cada 10 mil casos– no está claro cómo funcionarán cuando las pacientes inicien su vida sexual.

El CINVESTAV ha sido pionero, ya desde hace tiempo, en el cultivo de células de piel para tratar a pacientes quemados. Hoy muestra que, mientras esperamos a que la promesa del uso de células madre para crear órganos de repuesto se vuelva una realidad, técnicas mucho más sencillas –relativamente– pueden ayudar a numerosos pacientes a tener vidas más plenas y felices.

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2 comentarios:

Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luis Martin Baltazar Ochoa dijo...

Tocayo: en el anterior inserto TE DISTE EL LUJO de colgarme algunos letreritos:
“no sólo no lee,… (afirmación que haces sin que te conste, una flagrante falta al pensamiento racional escéptico)
“sino que cuando lee, lee mal (de nuevo afirmación sin que te conste… ¿solo cuando concuerdo contigo es que leo “bien”?)
“y tergiversa lo escrito para acomodarlo a lo qué él quiere entender” (si fueras tu propio censor, dirias que en esta afirmación no solo afirmaste lo que no te consta, falla de suyo, sino que ADEMAS supones que manipulo lo leído, oído o dicho, a mi conveniencia)
Creo que deberías criticar, racional y escépticamente, esa liberalidad con que asumes cosas y asignas intenciones, en este caso, a mi.
De tu presente articulo, mi opinión: bien cuando es cirugía reconstructiva. Hasta ahí.