Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 4 de diciembre de 2013
Sin duda, la teoría de la evolución por selección natural –que acaba de cumplir 154 años de haber sido publicada en el clásico de Charles Darwin, El origen de las especies– es uno de los productos intelectuales más grandiosos de la humanidad. Pero además de permitirnos entender cómo surge la asombrosa variación y adaptación en el reino viviente, la poderosa idea de Darwin puede también aplicarse en otras áreas.
En particular, el biólogo inglés Richard Dawkins la aplicó a la cultura, al proponer el concepto de que las ideas evolucionan al transmitirse de un cerebro a otro, como virus, modificándose y adaptándose en el proceso. Algunas se extinguen; otras prosperan. Teorías científicas, chistes, chismes, modas, tradiciones, costumbres, religiones y métodos artesanales son ejemplos de lo que Dawkins llamó “memes”, las unidades de la evolución cultural (por contraposición a “genes”, que transmiten la información genética).
El concepto de memes, publicado en su libro de 1977 El gen egoísta, fue en general ignorada o vilipendiada durante décadas, hasta que el surgimiento de internet y las redes sociales han dejado claro que al menos algunas ideas pueden tener un comportamiento evolutivo y viral (y no, “memes” no son sólo las viñetas a línea en blanco y negro acompañadas de una frase chistosa).
Árbol filogenético construido al comparar relatos de Asia y África con las variantes de La Caperucita Roja y El lobo y las siete cabritas |
Tehrani encontró que entre las muchas variantes de la historia de la Caperucita que existen en distintos países y tradiciones de Europa, Asia y África, en las que el personaje puede ser niño o niña, o un grupo de ellos, y el antagonista un lobo, un ogro o un tigre, y sólo fingir la voz o bien disfrazarse, sólo algunas están relacionadas con la Caperucita; otras descienden, por un proceso de variación y selección, del más antiguo cuento de El lobo y las siete cabritas. De hecho, La Caperucita parece ser una variante de El lobo, surgida unos mil años después de que éste apareciera, en el siglo I.
Me parece fascinante poder entender cómo las manifestaciones culturales se van adaptando a sus ambientes psicológicos, naturales, sociales, étnicos. Me encanta la memética. ¿Y a usted?
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8 comentarios:
No, a mi no me gusta, pero mejor dejo que el Dr. Bonfil discuta con la Enciclopedia de Filosofía de Stanford:
http://plato.stanford.edu/entries/evolution-cultural/#ProMem
¿Porque habria de discutir el QFB. Martin, con la enciclopedia Stanford, si el articulo citado menciona precisamente a la memetica como parte de la evolución cultural? o sea...
O sea, lo que compartí es la parte que cuestiona a los memes, sólo eso, o sea...
Pues a mi me parecen pésimos todos los artículos de Bonfil.
Aunque es una novedosa forma de estudiar la cultura, me parece que en la semiótica - que no soy partidario de ella - ya se había referido a estos fenómenos donde todo parece reciclarse e insertarse en nuevo contexto, pero en sus partes más elementales se trata del mismo producto.
Tienes buen contenido en tu blog.
Un saludo.
Mx Terrorist saca un punto interesante: me parece que la memética no dice nada nuevo, sino que ha reciclado mucho de lo que ya se ha dicho en la semiótica.
No creo que sean pésimos todos los artículos del Dr. QFB Bonfil, o como gusten llamarle. Hay muy buenas columnas en las que habla bien bonito sobre las últimas novedades científicas.
Pero cuando intenta hablar de ciencias sociales, filosofía, o cuando saca su rara ideología de los escépticos, ahí simplemente ya no me gusta leerlo.
Esta es una de las muchas cosas en que me siento poco ducho y prefiero mejor escucharlos con atención, pelando ojos y tratando de aprender lo mas posible. No obstante, sea por la razón que fuere, es muy interesante percibir el cambio de las ideas, de los relatos, de la cultura; diria yo que es como la deriva de los continentes trepados en la espalda de las placas tectónicas. Cambian todo el tiempo, remodelan la tierra todo el tiempo.
Tambien es muy interesante el cambio constante que sufren los idiomas, aunque en lo personal, mas bien me inconforma que así suceda: resulta que los que nos esforzamos por hablar bien, a la muy larga, perdemos la batalla contra los que no hablan bien, pero son la aplastante mayoría. Resulta que a la muy larga, las maneras equivocadas de hablar, terminan por ser las correctas, por puro asunto de la fuerza de la costumbre. ¿se podría hablar en ese caso, del mismo efecto de lo que aquí se dijo para la caperucita?
Por último, creo que también se podría decir algo sobre la extinción de muchos dialectos, que ocurre paulatinamente, pues (creo) la globalización impone los menos idiomas posibles para la mejor fluidez de comunicación. Es lamentable, pero no es de querer o no querer, sencillamente es; de igual manera que las extinciones no son de buenas o malas, simplemente SON.
Personalmente me gustó este tema y si pueden seguirlo enriqueciendo (en beneficio de mi designorización) se los voy a agradecer.
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