Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Publicado en Milenio Diario, 30 de octubre de 2013
Resumen gráfico de los hallazgos de Siliciano |
Hacerlo es muy injusto, porque la calidad de la quimio y radioterapia contra el cáncer, junto con los avances en cirugía, hoy permiten salvar miles de
vidas que hace dos o tres décadas hubieran estado condenadas.
En cuanto al sida, el rápido desarrollo de pruebas diagnósticas y de medicamentos antirretrovirales (el VIH es un “retrovirus”) permitió comenzar de inmediato el combate a la pandemia. Y el desarrollo de las terapias múltiples (de “coctel” o, como se las conoce actualmente, “terapias antirretrovirales altamente activas”) que someten al virus a un triple ataque con medicamentos, que le impide mutar simultáneamente para volverse resistente a todos, han convertido la infección con VIH en una enfermedad prácticamente crónica. Hoy toda persona infectada puede hacerse la prueba y recibir tratamiento; nadie debería ya morir de sida. (Tampoco nadie debería ya infectarse, pues todos sabemos que el uso correcto y constante del condón lo impide, pero eso es otro problema.)
¿Y el catarro? Bueno, quizá ahí sí la ciencia nos ha quedado a deber algo… Pero, ¿por qué la terapia antirretroviral no logra curar la infección, sólo controlarla? Como dicen Robert Siliciano, de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Estados U`nidos, y sus coautores en un artículo recién publicado en la revista científica Cell, porque “en las células CD4+ inactivas persisten provirus latentes”.
Ciclo de vida del VIH |
Pero esto también permite que el ADN del virus se inserte en el ADN de la célula humana. Cuando una persona infectada recibe tratamiento, éste mata al virus, pero si deja de tomarlo puede salir de su escondite en el genoma de las células CD4+ infectadas y volver a causar daño.
Hasta ahora se estimaba que sólo una de cada mil células tenían estos “provirus” esperando a resurgir. Pero la investigación de Siliciano revela que la cantidad de estas “bombas de tiempo”, como las llamó el experto español José Alcami en una entrevista publicada en el diario El mundo, es quizá 60 veces mayor.
Esto resulta un verdadero balde de agua fría para las esperanzas de desarrollar una cura para personas infectadas, que dependían de hacer salir a estos virus ocultos para poder eliminarlos, activando a esas células CD4+ infectadas.
Supongo que es mejor saberlo; así, los científicos sabrán mejor el tamaño del reto al que se enfrentan en la búsqueda de la ansiada cura. Sí: a veces la ciencia da malas noticias. Aún así, el conocimiento que nos aporta es valioso.
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