Publicado en Milenio Diario, 25 de mayo de 2016
Vuelvo a repetirlo: pese a todo, la humanidad avanza.
A pesar del ánimo pesimista que reina en el mundo, y de las profecías apocalípticas que promueven la desesperanza, las sociedades humanas progresan. Lenta, muy lentamente, pero progresan. La esclavitud, que durante siglos fue no sólo legal, sino normal y “natural”, es hoy reconocida como un crimen intolerable. La visión racial que consideraba “inferiores” a ciertos grupos con base en el color de su piel y otros rasgos físicos superficiales, y justificaba con ello negarles derechos, es hoy ya rechazada, al menos en principio, por todas las sociedades. Aunque siga habiendo discriminación racial, es ya claro que ésta no es defendible.
La supeditación de las mujeres –media humanidad– al arbitrio de los machos de la especie, otra constante milenaria, es hoy ya ampliamente rechazada como injusta y dañina; y aunque falta mucho camino por andar, es claro que ya no es un tema que requiera discusión, sino educación. Lo mismo ocurre con los derechos de personas con capacidades diferentes, que poco a poco van siendo reconocidos aunque a todos nos falte mucha educación para ir erradicando los hábitos discriminatorios con los que crecimos y de los que ni siquiera nos percatamos.
Lo mismo está pasando hoy –en una historia que viene desde los primeros disidentes del siglo XIX y XX, pasando por los levantamientos del orgullo homosexual de Stonewall en 1969, la toma de conciencia obligada por el sida en los 80, y el reconocimiento legal en diversos países en los últimos años– con los derechos de las minorías sexuales y de género. Los famosos LGBTTTI: lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, transgénero e intersexuales (aunque hay quien exige incluir otras iniciales como Q, por queer).
Todas estas luchas parten de la reflexión ética y la lucha contra la injusticia que resultan inevitablemente de la naturaleza humana a través de la historia. Y todas ellas, sin la menor duda, han tenido en la ciencia un aliado indispensable, que ha aportado el conocimiento firme que pone en evidencia que todos los argumentos para discriminar a algún grupo humano carecen, de manera categórica, de fundamento.
Nunca he sido peñista ni priísta. Tampoco perredista, panista (dios no lo permita) ni mucho menos morenista. Pero pienso que a las personas y a las instituciones –a diferencia de los escritores– hay que juzgarlas no por sus palabras, sino por sus acciones. Y las iniciativas presentadas por el presidente Peña Nieto el pasado 17 de mayo, durante la celebración –por primera vez usando su nombre correcto en nuestro país– del Día Internacional contra la Homofobia, merecen ser reconocidas como un avance histórico.
Se busca no sólo legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo, sino también dar plenos derechos a las minorías sexuales, combatir la discriminación en leyes y por parte de servidores públicos, educar a los ciudadanos en el respeto a la diversidad sexogenérica, facilitar los trámites para que las personas transgénero tengan documentos que concuerden con su persona, y, en resumen y citando a Peña, “asegurar que todos los mexicanos, sin importar su condición social, su religión, su preferencia sexual, su condición étnica tengan la oportunidad de realizarse plenamente y ser felices”.
Desde luego, las críticas de los sectores más conservadores de la sociedad, en especial del clero católico, no se han hecho esperar, citando los argumentos más absurdos: referencias a un “matrimonio natural” que no existe más que en la imaginación de los mismos que defienden el antinatural voto de castidad y ocultan el abuso a menores; grotescas analogías mecánicas entre “tuercas” y “tornillos” que no se sostienen ni por un momento ante la realidad –y popularidad, consulte usted a cualquier sexólogo– del sexo anal, hetero u homosexual; y reclamos de obediencia a un texto sagrado que nada tiene que hacer en una discusión sobre derechos humanos en una democracia laica.
También han menudeado las críticas respecto a la motivación electorera o populista detrás de la propuesta presidencial. Y sí: es evidente que la decisión busca mejorar la imagen pública del mandatario. Aunque también hay que aceptar que es una apuesta arriesgada, tomando en cuenta el tradicionalismo católico de un amplio sector de la población, sobre todo en los estados.
Pero todo ello es secundario ante los hechos: Peña Nieto se atrevió a proponer, de la manera más pública posible, lo que nadie había propuesto –y muchos habían obstaculizado. Con ello suma a nuestro país a una tendencia internacional que poco a poco va resultando imparable, en esta larga y lenta marcha civilizatoria.
En lo personal, repito, no me importan los motivos, sino los actos. Habrá, eso sí, que vigilar y exigir que las propuestas presidenciales se transformen en hechos. Entonces podremos aplaudir sin reservas.
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6 comentarios:
Insiste, insiste e insiste el autor en presentar a la ideología de género como ejemplo de "progreso" y sustentada por la "ciencia". No para de calificar a todos aquellos que no están de acuerdo como "sectores conservadores" y a sus argumentos como "absurdos", sin importar que se trate de médicos, biólogos, químicos, abogados, filósofos, etcétera.
Hay un hecho 100% demostrable: Esta presión que se está ejerciendo a nivel mundial para que se cambien las legislaciones en todos los países ha sido diseñada, financiada y promovida por grupos muy poderosos a quienes lo que menos les interesa es el bien de la sociedad. ¿El autor lo ignora? ¿O lo sabe pero no le da importancia a ese hecho?
BOLETÍN DE LA UNIÓN NACIONAL DE PADRES DE FAMILIA
BOLETÍN NO. 129
Señor Presidente, respete el matrimonio natural y a la familia
El pasado martes, el Presidente de la República Enrique Peña Nieto, presentó una iniciativa de ley para reformar el artículo 4° de la Constitución y el Código Civil Federal, con la intención de reconocer el matrimonio igualitario como un derecho. Esta iniciativa es más una imposición de ideología que un Derecho Humano.
Fue precisamente en el Día Internacional contra la Homofobia cuando se presentó esta iniciativa, lo que asombra, como si el defender al matrimonio natural, conformado por papá, mamá e hijos, ofendiera a alguien.
El Presidente de la República debe promover leyes que beneficien al núcleo familiar y no leyes que presenten una carga ideológica de grupos de presión que únicamente pretenden imponer su agenda y tratan de callar las voces de los que piensan diferente a ellos.
La protección de la familia natural no debe ofender a nadie, por el contrario, toda política pública debe tener como eje central la protección de la familia, se deben promover leyes que permitan su sano desarrollo y la formación integral de sus miembros, pues es ésta el primer y principal núcleo de la sociedad.
El sexo es lo que permite la complementariedad entre hombre y mujer y la reproducción natural de la especie, que no se sustituye por los auxilios o métodos mecánicos. Esa es la concepción auténtica y el significado inmerso en la etimología de la palabra “matrimonio”.
Debemos promover el respeto de la persona y las garantías de sus derechos, estamos a favor de terminar con cualquier tipo de discriminación, pero estamos en contra de la imposición de agendas con contenido ideológicos para nuestras familias.
Lo que se pretende al imponer esta agenda es que a nuestros hijos se les instruya en las escuelas con estas ideologías, presentando como matrimonio lo que no es, lo que podrá confundirlos, además, esa formación es facultad de los padres de familia.
El derecho y el deber a decidir el tipo de educación que queremos para nuestros niños y jóvenes es de los padres, y ningún Gobierno puede autoproclamarse esta facultad.
Perdón, ¿Podría citar a esos grupos "muy poderosos" que han diseñado, financiado y promovido ese cambio en la legislación de todos los países? ¿Incluso en Arabia Saudita o Pakistán han trabajado estos grupos poderosos?
El texto que usted copió y pegó es de "LA UNIÓN NACIONAL DE PADRES DE FAMILIA", que es un grupo conservador de ultraderecha como bien hace el autor en mencionar quienes se oponen, un grupo, que como seguramente usted sabrá, se opuso a la educación laica a principios del siglo XX, apoyo directamente a la guerra cristera (a los cristeros, esos que asesinaron a los profesores que ensañaban laicamente), que se opuso a la educación sexual en adolescentes en la década de 1960, y que desde su fundación prácticamente, se han opuesto a los derechos de las personas homosexuales. Usted ha compartido las ideas de ese grupo, sin lugar a dudas, uno de los más intolerantes que existen en el país.
Yo creo en Dios. Pero también creo que a Dios le importa un rábano lo que hagamos en la cama. Así que la Iglesia tendría que modificar un montón de cosas en su ética sexual y dejarse de pendejadas.
Que los gays, lesbianas, etc, tengan sus derechos. Excelente. Eso sí, nada de financiarlos con dinero público. Ni tampoco imponer educación de ningún tipo. Cada padre y madre de familia deben poder decidir a qué escuela envían a sus hijos.
Y tampoco vengan conque la "ultraderecha" es la mala de la película. La ultraizquierda (el marxismo) también les tupe muy duro a los pobres gays.
Concuerdo con el comentario anterior... citar un texto de una organizacion de ULTRADERECHA y tratar de defenderla con argumentos pocos solidos se me hace menos que escandaloso y pudiera decirse de una falta tremenda de educacion por parte de usted Sr. Jose Luis Arreola, en un articulo que sostiene y argumenta hechos historicos siempre acompañados de la ciencia la cual es la gran compañera de estas causas, un comentario como el suyo no tiene cabida, es intolerante, grosero y discriminatorio, usted Sr. Jose Luis Arreola va perdiendo espacio y voz en una sociedad que poco a poco se va convirtiendo en una sociedad de avanzada y eso mas que lamentarlo lo celebro
José Luis Arreola, le dedico las siguientes palabras:
"Desde luego, las críticas de los sectores más conservadores de la sociedad, en especial del clero católico, no se han hecho esperar, citando los argumentos más absurdos: referencias a un “matrimonio natural” que no existe más que en la imaginación de los mismos que defienden el antinatural voto de castidad y ocultan el abuso a menores; grotescas analogías mecánicas entre “tuercas” y “tornillos” que no se sostienen ni por un momento ante la realidad –y popularidad, consulte usted a cualquier sexólogo– del sexo anal, hetero u homosexual; y reclamos de obediencia a un texto sagrado que nada tiene que hacer en una discusión sobre derechos humanos en una democracia laica."
Hay infinidad de casos históricos, bien documentados, de las barbaridades que el clero católico comete y ha cometido encontra de las sociedades. NO TIENE NINGUNA BASE MORAL Y DE OTRO GÉNERO HUMANISTA para criticar o señalar sobre estos temas.
José Luis Arreola: Cínico sinverguenza.
Estimado Sr. Jose Luis Arreola,
Su texto deja muchos puntos sin explicar y muestra demasiados prejuicios. Para promover una discusión libre considero importante aclara lo siguiente:
1) Dice que "Hay un hecho 100% demostrable: Esta presión que se está ejerciendo a nivel mundial para que se cambien las legislaciones en todos los países ha sido diseñada, financiada y promovida por grupos muy poderosos a quienes lo que menos les interesa es el bien de la sociedad. ¿El autor lo ignora? ¿O lo sabe pero no le da importancia a ese hecho?"
Si el hecho es 100% demostrable, va a ser fácil para usted demostrarlo. Por favor aclare cuáles son los grupos poderosos que están empujando los cambios en las legislaciones. Usted considera que el hecho de que sea muy obvio que un grupo poderoso quiere hacer esto implica que Martín Bonfil debería saberlo, como para acusarlo de cómplice o ignorante. No me parece que sea tan obvio, ya que los únicos grupos que veo que impulsan fuertemente este tipo de iniciativas son las asociaciones LGBT y no es obvio que sean tan poderosos. A mí, la expresión de ese párrafo me parece más paranoia (o conspiranoia) que realidad, pero por favor, tápeme la boca y sáqueme de la ignorancia demostrando eso que es tan 100% demostrable y créame que se lo agradeceré.
2) Luego continúa con “Fue precisamente en el Día Internacional contra la Homofobia cuando se presentó esta iniciativa, lo que asombra, como si el defender al matrimonio natural, conformado por papá, mamá e hijos, ofendiera a alguien.”
No entiendo la relación entre anunciar una iniciativa en una fecha determinada y asumir que hay una ofensa por un hecho completamente ajeno. Por ejemplo, yo tengo esposa e hijos (aunque no le veo nada de natural a mi matrimonio: se hizo ante curas, jueces y trámites varios, bastante artificiales todos ellos, supongo que lo natural sería vivir en unión libre, como ocurría antes de que se inventara el matrimonio, o en una horda promiscua primitiva, o practicando sexo casual como acostumbran la mayoría de los mamíferos, etc.) y defiendo a mi familia bastante bien ¿Cómo es que este hecho ofende a alguien de tal manera que ocasione que Peña Nieto presente su iniciativa en miércoles? Por favor explíqueme la relación porque no la entiendo.
(sigue)
Un abrazo.
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