Publicado en Milenio Diario, 1 de junio de 2016
Vengo de una familia de maestros. Quizá en parte debido a eso, siempre he pensado que el principal problema de nuestro país es la educación. O, mejor dicho, que la educación es el primer paso para solucionar todos nuestros problemas.
Por eso, y pese a todas las complicaciones, defectos, sesgos y hasta injusticias que trae aparejadas, me parece que la reforma educativa es una medida necesaria, urgente. De una manera u otra, tendremos que lograr que redunde en una mejora del nivel educativo del país.
Una nación donde el nivel educativo de los alumnos de todos los ciclos (básico, medio, avanzado) está en crisis; donde la profesión de maestro se ha devaluado de manera vergonzosa, donde los sueldos y las condiciones de trabajo de los docentes son lamentables, y donde los programas de estudio se renuevan cada sexenio sin que haya un plan a largo plazo para formar mexicanos con la preparación adecuada para ser buenos ciudadanos del siglo XXI, no va a dejar de ser un país tercermundista.
Ayer, en el suplemento que Milenio ofrece a sus lectores con contenido del diario español El Mundo, apareció un reportaje muy provocador. Titulado “¿Son los exámenes de ahora más fáciles que los de antes?” y firmado por Olga R. Sanmartín, reporta una investigación periodística para averiguar si los contenidos escolares en España, y los exámenes nacionales que se aplican para evaluar el aprendizaje, han ido bajando de nivel: si se han vuelto, en efecto, “más fáciles”.
Sanmartín, a través de entrevistas a profesores y expertos en educación, reporta varios hechos significativos. En primer lugar, que sí parece haber un descenso en el nivel de dificultad y la cantidad del contenido que se enseña, desde primaria hasta cursos universitarios. En los exámenes de física que forman parte de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), por ejemplo, halla que “se ha rebajado el nivel de exigencia”. Lo cual suena preocupante. Pero, por otro lado, también que la educación, desde los años 60 hasta ahora, se ha ido concentrando menos en la memorización de contenidos, y más en el desarrollo de habilidades, que no parece mala idea.
El fenómeno es global, y nuestro país no es la excepción. El problema es que evaluar la calidad en educación es extremadamente complicado: depende demasiado de cómo se la defina, y la definición cambia, necesariamente, con los tiempos. Si bien los estudiantes que llegan a las universidades parecen tener hoy menor dominio de habilidades básicas necesarias para un profesionista, en especial en matemáticas y en el manejo del lenguaje, vienen mucho mejor preparados para usar las tecnologías de la información y la comunicación. Por otra parte, como explica un especialista, el número de estudiantes en España ha aumentado notoriamente. Antes sólo accedía a la educación, sobre todo la superior, una minoría selecta: “sólo unos pocos podían acceder a ella. El nuevo modelo busca integrar a todos y quizá es más difícil mantener esa excelencia que antes disfrutaba una minoría reducida".
¿Educación de alto nivel, o educación para todos? Ese parecería ser el dilema, en España, en México y en muchos otros lugares.
Y ni hablar de los contenidos de ciencia, que en nuestro país se concentran en aportar conocimientos y descuidan formar en los alumnos una cultura científica que les permita entender cómo la ciencia genera conocimiento, por qué lo consideramos válido y cómo se aplica el pensamiento científico –que no es otra cosa que pensamiento crítico– a otros campos de la vida ciudadana. El auge de charlatanes y embaucadores que venden como “ciencia” cualquier cantidad de ideas sin sustento o productos inútiles o peligrosos es una consecuencia de esta carencia de formación en ciencia.
Ojalá en nuestro país, además de resolver los problemas estructurales urgentes de la educación, pudiéramos además tener tiempo de discutir como sociedad cómo hallar un balance aceptable para lograr que los programas de estudio de escuelas y universidades tuvieran cada vez mejor, no peor, calidad.
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3 comentarios:
La educación en México es un fracaso por una razón sencillísima de entender: es socialismo en acción: "educación para todos y gratis" (donde ‘gratis’ significa: pagada por los contribuyentes, los actuales o los futuros).
¿Solución? Sencillísima: desaparecer la SEP, liquidar a los maestros-empleados dándoles las escuelas en propiedad, y convertirlos en empresarios de la educación. Dueños de sus escuelas (en forma individual o asociados)... y a encontrar su nicho en el mercado. La Mano Invisible llevará las escuelas, los libros y los laboratorios hasta el último rincón de Chiapas. Confiad en ella.
¿Por qué no queremos ver lo que es obvio? Porque nos han dicho que ganar dinero enseñando, o cobrarle a alguien que quiere aprender, es un pecado gravísimo contra las leyes de... Marx. Y contra la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad, los Derechos Humanos y blablabla. También, porque a los maestros sindicalistas les encanta el argüende y cobrar sin trabajar ni arriesgar su propio dinero (total, si la SEP no paga, Morena o el sindicato pagan). Y porque, claro, la Iglesia metería su incienso y sus cirios en la educación (pero el país ganaría mucho más con montones de ingenieros y técnicos muy mochos, que con un montón de semi-analfabetos ateos o seculares).
Dejad hacer, dejad pasar, y dejémonos de hacernos pendejos.
Para Wm Guille Moire,
Alumnos de escuelas públicas en México han obtenido los mejores lugares en la prueba PISA en México. No sé como esté el desempeño promedio entre públicas y privadas, pero no creo que haya gran diferencia. A nivel mundial, los países con mejor desempeño tienen un sistema gratuito. En Finlandia, el país con mejores resultados en educación básica, la educación es un monopolio del Estado, no hay escuelas privadas. La economía de libre mercado no es la solución a todos los males, el rescate carretero, el fobaproa, el rescate azucarero, son ejemplos de que privatizar no siempre funciona. En el tema educativo muchos están esperando que desaparezca la SEP para hacer negocio, no para mejorar la educación, así no va a funcionar.
FAvor de no hacer caso a WM Gille: es un troll fanático de Ayn Rand que no parece estar bien de sus facultades mentales y sólo viene a buscar pleito.
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