Publicado en Milenio Diario, 18 de mayo de 2004
Nada sería más maravilloso que descubrir que no estamos solos en el universo. Lo mejor es que es probable que así sea.
Se estima que existen entre 200 y 400 mil millones de estrellas en nuestra galaxia, la vía láctea. Desde 1995 se han venido descubriendo planetas girando alrededor de otras estrellas. Hoy se conocen más de 100 “planetas extrasolares”, y la lista crece cada año. Es probable que en nuestra galaxia existan planetas similares al nuestro, donde podría haber condiciones favorables para la vida. Por otro lado, como se estima que el número de galaxias en el universo supera los 80 mil millones, la posibilidad de vida (incluso vida inteligente) en el universo no es tan remota.
Otra cosa que hay que tomar en cuenta es la posibilidad de que la vida surja en un planeta con las condiciones adecuadas (temperatura, agua líquida, etc.). Sólo contamos con un caso para estudiar: la tierra, que tiene aproximadamente 4 mil 500 millones de años. Las evidencias más antiguas de vida datan de 3 mil 800 millones de años: al parecer, la vida aparece en cuanto se dan las condiciones necesarias. La bioquímica, la genética y los estudios sobre el origen de la vida están produciendo explicaciones cada vez más detalladas de cómo pudo suceder esto, y cómo podría ocurrir en otros planetas.
¿Por qué entonces tanto escándalo porque la Secretaría de la Defensa Nacional le entregue a Jaime Maussán unos videos que muestran 11 objetos luminosos volando alrededor de un avión que buscaba narcotraficantes? El grave problema es que se haya elegido a Maussán como el “experto” confiable para recibir este material, ignorando a la comunidad científica nacional –de la que, evidentemente, él no forma parte.
Es grave que el responsable de la defensa del país afirme campechanamente que no entregó los videos a científicos “porque no los conocemos”. Convendría que el Conacyt o la Academia Mexicana de Ciencias informaran al general Vega que hay expertos más confiables.
Pero un momento: ¿no será que los científicos, como afirma el propio Maussán, son cerrados y se niegan a aceptar cosas nuevas? ¿No se tratará de un complot para ocultar la información? (Uno se pregunta, ¿se podría ocultar algo así?, ¿de qué serviría?)
Es cierto el avance de la ciencia y la tecnología hace que cosas antes imposibles hoy sean reales y hasta comunes. Pero los viajes interestelares están limitados por lo que nos dice la teoría de la relatividad: aún suponiendo que las naves pudieran viajar a la velocidad de la luz, el viaje tomaría tiempos demasiado largos para ser factibles.
Por otra parte, ¿cómo sabrían los extraterrestres que estamos aquí? Las ondas de radio, que viajan a la velocidad de la luz, comenzaron a emitirse hace sólo 100 años: cuando mucho nos podrían detectar civilizaciones que estuvieran a 100 años luz de la tierra –una distancia relativamente corta: la vía láctea es mil veces más grande. ¿Qué tan probable sería que, en ese radio, exista una civilización avanzada capaz de visitarnos? Es más probable que, si existiera una civilización ahí afuera, pudiéramos detectarla nosotros. Es por eso que los astrónomos han desarrollado proyectos serios de búsqueda de vida extraterrestre usando radiotelescopios para detectar señales procedentes de otras civilizaciones... todavía sin ningún resultado, pero la búsqueda vale la pena.
No es que los astrónomos y demás científicos no “quieran” creer en extraterrestres. Pero aceptar que unos videos de bolas luminosas para los que existen varias explicaciones sencillas (por ejemplo, las descargas eléctricas conocidas como “centellas”) muestran en realidad naves extraterrestres es una hipótesis muy forzada. La buena ciencia sigue el principio de parsimonia: antes de aceptar hipótesis complejas o poco probables, se deben descartar las más sencillas.
Se ha dicho que la entrega de los videos a Maussán buscaba desviar la atención de los medios y la sociedad de los escándalos políticos. Es probable. Lo cierto es que, al mostrar que considera a Maussán un experto confiable, la Secretaría de la Defensa revela gran ignorancia. Diversos grupos escépticos respecto al fenómeno ovni documentan que Maussán ha estado involucrado en varios fraudes en que muestra supuestos videos de platillos voladores o de artefactos extraterrestres que resultan ser falsos (la organización ufowatchdog.com lo tiene en su página de la infamia). Su más famoso fraude fue el de Jonathan Reed, médico quien supuestamente mató a un extraterrestre que halló en un bosque luego de que éste “desintegrara” a su perro. Reed, quien decía tener un brazalete que le permitía transportarse a otra dimensión, apareció con Maussán en el programa Otro Rollo en 2001, pero incumplió su promesa de hacer una demostración del artefacto. Posteriormente se descubrió que Reed no era realmente doctor, que su nombre era John Rutter y que toda la historia había sido inventada. Maussán siguió afirmando que se trataba de un caso real.
La difusión de los videos de la Sedena, lejos de ser un paso importante para el conocimiento, nos deja en ridículo ante la comunidad internacional. Revela nuestra incultura científica; en particular la de nuestros servidores públicos. ¡Qué lástima! (El lector interesado quizá quiera leer el libro del astrónomo mexicano Armando Arellano, ¿Por qué no hay extraterrestres en la Tierra?, Fondo de Cultura Económica 2004).
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