Eficiencia neuronal
Martín Bonfil Olivera
http://www.mileniodiario.com.mx/mexico/milenio/firmas.asp?id=305
1-Marzo-06
Alguna vez el escritor Mark Twain se disculpó diciendo “lamento que esta carta sea tan larga, pero no tuve tiempo de hacerla más corta”. Hoy que el flamante rediseño de MILENIO Diario exige mayor concisión, sus colaboradores tendremos que dedicar más tiempo –y labor neuronal– para compactar la información en menos líneas sin perder, esperamos, calidad ni frescura.
1-Marzo-06
Alguna vez el escritor Mark Twain se disculpó diciendo “lamento que esta carta sea tan larga, pero no tuve tiempo de hacerla más corta”. Hoy que el flamante rediseño de MILENIO Diario exige mayor concisión, sus colaboradores tendremos que dedicar más tiempo –y labor neuronal– para compactar la información en menos líneas sin perder, esperamos, calidad ni frescura.
Afortunadamente, el sistema nervioso de los mamíferos (incluyendo a los humanos) está especialmente adaptado para procesar información eficientemente (aunque no para escribir textos), como muestran dos estudios publicados en la revista Nature.
El cerebro de los animales usa la información de los órganos de los sentidos para tomar decisiones que favorezcan la supervivencia. Aunque se conoce la anatomía y fisiología de la recepción sensorial, una incógnita es cómo se codifica la información sensorial para enviarla, en forma de pulsos nerviosos, al cerebro: el “código neural”.
Una hipótesis es que la codifi-cación debe ser lo más eficiente posible: el máximo de información con el menor gasto de energía y procesamiento neural. Una investigación de la Universidad Carnegie Mellon somete a prueba esta idea en el sistema auditivo de los gatos.
El método consistió en generar un modelo computacional que simula la codificación auditiva. Como no hay un algoritmo óptimo, sino que la eficiencia depende del tipo de sonidos a codificar, se supuso que el sistema auditivo gatuno habría evolucionado en respuesta a tres tipos principales de sonidos: los de otros animales, ruido ambiental de fondo (lluvia) y ruidos súbitos (crujido de ramas u hojas). Luego se compararon los patrones de pulsos producidos por el modelo con los del nervio auditivo de gatos reales que escuchaban los mismos sonidos: la coincidencia fue impresionante: el modelo acertó.
Por su parte, investigadores de la Universidad de California hallaron que el sistema visual de los gatos cambia en segundos su codificación, adaptándose a las imágenes que recibe, para transmitir la información de modo más eficiente.
Conocer el código neural de los sentidos abre grandes posibilidades. Quizás usándolo podamos fabricar prótesis sensoriales que se conecten directamente al cerebro. Quizá llegue a ser posible construir realidades virtuales como la de la película Matrix. Ese será también un rediseño radical.
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