miércoles, 18 de febrero de 2009

¿Darwin, equivocado?

por Martín Bonfil Olivera
Publicado en
Milenio Diario, 18 de febrero de 2009

Un lector amable pero acucioso se preocupa porque, leyendo lo que varios divulgadores hemos publicado sobre el pensamiento y la obra de Charles Darwin, y comparándolo con lo que él dice en sus obras El origen de las especies y El origen del hombre, encuentra discrepancias.

Le angustia que diversos pasajes de Darwin parecen expresar la superioridad del ser humano respecto a los demás seres vivos, y su descendencia a partir del mono (lo cual es erróneo: hombre y mono descienden de un mismo ancestro, no uno del otro, y las especies pueden estar mejor o peor adaptadas a su ambiente, pero no puede hablarse de superioridad en términos absolutos).

Aunque Darwin no dijo eso, sí escribió cosas que hoy sabemos erróneas. En parte porque en sucesivas ediciones incorporó cambios como concesión a las críticas de pensadores religiosos, cambios que confundieron en algunos conceptos.

Por otro lado, en los 150 años desde que se publicó El origen, el conocimiento avanzó mucho. No se conocía el mecanismo de la herencia, clave en su teoría de la evolución por selección natural. A falta de algo mejor, él propuso una hipótesis (la pangénesis) para explicarla; se equivocó. El mecanismo correcto —los genes— fue descubierto por el monje Gregor Mendel casi en la misma época en que Darwin publicó su libro, pero fue olvidado y no fue redescubierto sino hasta 1900.

La genética se incorporó a la teoría darwiniana para dar origen a la genética de poblaciones, y la modernización de la teoría evolutiva continuó en los años 30 y 40 hasta la actual “síntesis moderna” o teoría sintética de la evolución.

No debe sorprender hallar en los textos de Darwin ideas que suenan erróneas: como cualquier teoría científica, la suya se ha corregido, refinado y profundizado. Si Darwin leyera un libro moderno de biología evolutiva, quedaría sorprendido pero no se molestaría: estaría feliz de ver que, lejos de tomarse como dogma inamovible, sus ideas han sido parte del proceso evolutivo que da a la ciencia su poder no de encontrar verdades absolutas, sino de generar teorías en constante cambio que buscan describir de la mejor manera posible el mundo natural.

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5 comentarios:

FRod dijo...

Felicidades por su blog/columna, la acabo de descubrir. Un saludo!

Mario Mora dijo...

Hola Martín

un claro ejemplo de que nada es absoluto en la ciencia

Anónimo dijo...

Excelente artículo el de La Jornada. Muy didáctico. Me encantó especialmente cómo se centra en la percepción de la realidad por nuestros sentidos y cómo ésta no es más que una aproximación que por lo general resulta suficiente para ser funcional(especialmente para un simio que evolucionó en la sabana africana hace 100,000 años). Porque he llegado a escuchar incluso en boca de científicos profesionales que no pueden creer en algo que no puedan ver o tocar (esto es especialmente problemático para mi campo, la biología molecular, donde casi todo se deduce por inferencia a partir de evidencias indirectas; mis estudiantes siempre se decepcionan cuando les digo que en el laboratorio no vamos a ver la doble hélice del DNA... en realidad, nadie nunca la ha visto, sólo se deduce de los datos de cristalografía por difracción de rayos X y el modelo ha resultado compatible con todas las evidencias hasta ahora encontradas y es muy bueno para hacer predicciones). Tan malo es andar creyendo en "vibraciones cósmicas", espíritus, duendes, brujería, etc., como nada más creer en lo que nuestros sentidos dicen (y no sabríamos casi nada de, por ejemplo, microbiología, mecánica cuántica o astronomía). Lo que es importante es que una hipótesis científica sea buena para describir los hechos ya conocidos y para hacer predicciones de hechos que aún no se conocen, y que esto sea independiente de quién detecta los hechos, es decir, que sea verificable. Este es el criterio con el que no cumplen ni la pseudociencia ni la bola de creencias místicas engañabobos que abundan en la cultura popular y la mayoría de los medios masivos de comunicación.

Ya me extrañaba no haber visto comentarios negativos sobre las propuestas de Darwin y su encarnación actual, especialmente después de ver el sinnúmero de barbaridades que surgieron con el tema del HIV-SIDA. A lo mejor es porque México es predominantemente católico (aunque gran parte de los que se dicen serlo no sean muy practicantes) y la postura oficial de esta vertiente del cristianismo es de apoyo a la teoría de la evolución, en contraste con el resto de las ramas del cristianismo (especialmente las protestantes, que predominan en los USA) y demás religiones abrahámicas.

Ah, y por cierto, la afirmación de que "el hombre desciende del mono" no es muy buena ni precisa. Mucho más bueno es decir que el hombre es un mono que desciende de otro mono que también fue antepasado de los chimpancés y los bonobos (sin entrar en detalles de todas las especies de homínidos que se han extinguido y que sólo conocemos por evidencia fósil).

Martín Bonfil Olivera dijo...

Rodelo: ¡gracias! Ojalá te siga gustando y te suscribas.

Mario: iba a decir "lo único absoluto es que no hay nada absoluto", pero ya es tan trillado que mejor me callo.

Ribo:
Qué bueno que te gustó, ese texto fue importante para mí, además es de cuando se podían publicar textos largos... y para colmo me ganó un viaje a Villahermosa, Tabasco.

Confieso que mi visión desde la filosofía de la ciencia va más por el lado de "no es claro qué es la realidad, ni siquiera si existe tal cosa", que por el de "nos vamos aproximando", pero no nos metamos en esos terrenos (sobre todo con los negacionistas mirándonos).

Lo que sí es que el ADN sí ha sido observado, aunque no directamente, si de manera mucho más directa que con la difracción de rayos X, utilizando el microspopio de efecto túnel, en 1989 (estuve tratando de bajar el artículo, que leí y fotocopié, con asombro y placer, en su momento, pero resulta que tengo que pagarlo... si alguien puede bajar el PDF y enviármelo a mbonfil@unam.mx, lo agradecería),y luego con el microscopio de fuerza atómica. Como no pude bajar la foto de nature, de 1989, hallé otra que puse (no es epero la pueden ver en mi otro blog (que estoy tratando de reactivar).

saludos,
martín

Anónimo dijo...

Es una lástima que la imagen no traiga barra de escala. Pero así a golpe de vista yo pienso que lo que estamos viendo en la imagen es la forma (super)helicoidal de un plásmido circular, como se ilustra en esta imagen. En general, de las imágenes de esas técnicas de microscopía que he visto, los campos son de 500 nm por lado (ver aquí, aquí o aquí), mientras que el grosor de una doble hélice es de como 20 nm (ver, por ejemplo, aquí), por lo que en esas imágenes aparecería más como una hebra sin detalles, como uno de los dos filamentos que se ve que se rodean uno a otro. Lo más cercano a una imagen de la doble hélice que pude hallar en una búsqueda rápida con Google, fue la que se muestra en esta página.

Claro, no soy especialista en ese tema en particular, y me gustaría enterarme si me equivoco. Para salir de dudas necesitaríamos el(los) paper(s) y las imágenes con barra de escala.